En los últimos años no es nada difícil encontrarse con personas que afirman haber padecido o padecer un cáncer. Desgraciadamente, en muchos de estos casos, es cierto. Y estas personas u otras allegadas a ellos padecen la incertidumbre de un tipo de enfermedad, que en la mayoría de los casos es fatal. Pero aparte de esta terrible realidad de nuestro tiempo, se colocan unos individuos, que una vez avisados por su médico de que la dolencia que padecen, podría estar encuadrada dentro de ese extenso mundo de los tumores, ni corto ni perezoso, se dedican a utilizar ese mal -menor, por supuesto- para dar pena por todas partes, amparados por una palabra que dicha donde sea, provoca en quien la oye, una atención inmediata, un rezo interior, o un escalofrío en la espalda: Cáncer.
El afortunado poseedor de un buen puñado de células revoltosas, extenderá sobre el infeliz de turno, toda su parafernalia llorosa, con el único propósito de ser victimizado y compadecido.
¿Y a que se debe este comportamiento?
Yo creo que esto no es más que una necesidad desesperada de sentirse escuchado por alguien, aderezado además por una extraña manía de muchas personas de tener un macabro sentido del protagonismo.
Y luego esta la otra parte, la medicina en general, y la farmacéutica en particular. El miedo que provocan estas patologías en la población, son explotadas por laboratorios y hospitales, la expansión de ese miedo beneficia su lucrativo negocio.
Solo falta el tratamiento que los medios dan a este grupo de enfermedades, que hasta el tío más villano del mundo merece ser compadecido si cae en las redes de sus células traviesas. Así, vemos a políticos, actores, y toda clase de lacra humana televisiva, adornados con adjetivos tan loables como: Valientes, luchadores, tenaces, voluntariosos, perseverantes... Total, no les queda otra.
A no ser que aceptaran la mutación física de la que son presa y se fueran al otro barrio calladitos, y sin alborotar.
Desgraciadamente no es así, y se convierten en héroes de esa mancomunidad de buenas intenciones llamada: "Lucha contra el Cáncer" que se viene a sumar a las miles de luchas por otras tantas enfermedades VIP. cuya existencia, en un campo de refugiados de Somalia nadie conoce. Allí, suelen pelear por otras menudencias más vulgares, tales como el hambre, la gripe, la tuberculosis, el tétanos, etc.
Por lo que, a riesgo de parecer un cabrón, cada vez que un imbécil me viene contando que le han extirpado un cáncer, cuando le han quitado una verruga, un bultito de grasa, o alguna otra gilipollez, lo primero que se me viene a la cabeza, es decirle: que ojalá no hubiera reventado de su puto cáncer para dejar de aguantarle al fin.
Nuestro cuerpo envejece, con él, todas las células que lo forman, alimentadas encima con cientos de sustancias venenosas que ingerimos a diario. El pienso prefabricado que comemos, el aire que respiramos, el agua que bebemos, todo es adulterado y aderezado por sustancias nocivas para nuestro organismo. Los que las ponen ahí, son los mismos que luego nos compadecen y nos ofrecen sus tratamientos milagrosos y sus lagrimitas compasivas.
Sin ver nada de esto, ni intentar poner remedio, nosotros colaboramos con ellos, alimentando el cáncer más peligroso para una sociedad: La estupidez.
Yorick.
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