Si hay algo que me resulta absolutamente insoportable, son los días de resaca electoral. Da igual quien gane, el espectáculo se repite, babosos cerdos endogámicos, sonriendo y relamiéndose de gusto, como si de tiburones ante un festín se tratara. En sus caras de lascivia desmedida se intuye el futuro más inmediato de los que sufren la pisada de sus botas en la cara. Amparados por el poder que ignorantemente se les otorga, camparán a sus anchas, exprimiendo cada día más a una sociedad ahogada en podredumbre, la misma que ella genera con su rendición. El aparato estatal sale reforzado de nuevo, y ellos lo saben. De ahí sus sonrisas y gestos pervertidos. La excitación que les produce la orgía que para ellos comienza los desata.
Ahora todas las mentiras lanzadas en campaña, volverán al cajón de los imposibles de donde fueron sacadas, todas las promesas se irán por el inodoro apestoso de sus conciencias. Mientras muchos, ignorantes de la insensatez que cometieron el día anterior con su triste voto, sonríen pensando que el futuro ha pasado por sus manos, sin percatarse de la sombra del sepulturero que los ronda.
La política demuestra cada día que es un cadáver plagado de pústulas enfermizas y contagiosas. Sin embargo como embriagados por su putrefacción nos rendimos en sus manos ponzoñosas.
Comienza otra travesía del desierto. Otro largo periplo donde seremos testigos del juicio, asesinato, y entierro de la libertad. La misma de la que rehuimos aterrorizados para entregarnos en cuerpo y alma a aquellos que pasarán por encima de nosotros y nuestros hijos como una apisonadora. Que queda por decir aquí, si esa es la voluntad de la mayoría. Solo nos queda seguir aguantando, mientras asistimos una vez más a este aberrante espectáculo donde se esquilma al planeta y a la raza humana, en un juego demencial de santos y malévolos culpables.
Vean, vean de nuevo las fotos, las imágenes de los que ebrios de poder se repartirán el magullado pastel en el que vivimos, y luego, no se lamenten, la suerte ya está echada.
el reverendo Yorick.
1 comentario:
Eres, como Azorín, el artista de los primores de lo vulgar. Vulgar, sencillo, aprehensible...
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