Recibimos a diario cientos de mensajes del tipo: Adoptalo. Búscale un hogar. Son tu responsabilidad. Y nosotros, afectados por ello, actuamos en consecuencia. Les buscamos hogar, los humanizamos, y los convertimos en parte de nuestra familia. Algunos, cuando vemos algún perro abandonado, no dudamos en intentar ayudarle, dándoles comida, refugio. Y otros, llamando a las perreras, policías locales, o protectoras de animales.
Pero en realidad, todos estos comportamientos me sugieren varias reflexiones: En primer lugar, el papel que estos animales llamados de compañia, adoptan en el seno de cualquier familia. Son integrados dentro de estas, educados en unos preceptos absolutamente humanos, que nada tienen que ver con sus instintos, que son los que rigen sus comportamientos. Así, observamos en cualquier sitio a personas de todas las edades dando órdenes a sus perros, mostrando una autoridad que en el fondo solo es impuesta por el miedo. Los perros claudicaron su libertad atraidos por el plato de comida que es puesto ante él.
Luego, la sociedad, a traves de sus municipios insta al ciudadano de avisar al ayuntamiento si se ven perros abandonados o vagabundos. Con el fín de encerrarlos en recintos masificados a la espera de que alguna familia decida adoptarlos. Pasados los años, o en caso de acumulación de estos animales, se procede a su sacrificio. Alegando siempre la falta de espacio de los centros, y por otra parte la falta de humanidad de quienes abandonan a sus mascotas.
Estas formas de actuar, se convierten en un círculo cerrado que impide ver la verdadera tragedia de estos animales. Y esta no es otra, que el destierro que sufren como especie en un mundo que también les pertenece. Prohibida su libre circulación por el planeta, solo les queda adoptar su rol de mascota del ser humano, claudicando de cualquier instinto verdadero que les quede aun. ¿Sino, Porque son sacrificados o encerrados los miembros que conservan algún instinto salvaje, o que no se doblegan ante sus amos?
Creo que la verdadera reivindicación con respecto a estos animales, y a otros que se ven en su misma situación, sería dejarles que campen a sus anchas, que los más fuertes sobrevivan, se asilvestren y vuelvan a ocupar el lugar que les corresponde como depredadores en esa pirámide tan manipulada del orden natural. Que vuelvan a sus orígenes y vuelvan a ser lobos salvajes, alejados de quien tanto daño les ha hecho y que clama sin pudor que es su mejor amigo.
el reverendo Yorick.
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