¿Dónde quedan las libertades?






Cuando era chaval, y a finales de los setenta, recuerdo perfectamente los cambios políticos que llegaban al pueblo donde vivía. De algunos pequeños detalles entonces no era consciente, pero más tarde los descubrí, por ejemplo, los cambios en el callejero del pueblo. Un ayuntamiento comunista arrancó de cuajo a generales e infames de las placas con los nombres de las calles, el pueblo se llenó de calles de poetas, de políticos, de seres imaginarios y utópicos: la plaza de Pablo Iglesias, la calle de Mariana Pineda, la biblioteca pública Rafael Alberti, la Avda. de Dolores Ibarruri, etc, etc. Había en el ambiente una ilusión permanente, se respiraba un cambio, y podría decirse que se olía a libertad.
¿Qué queda hoy de esa ilusión? ¿Dónde quedan las libertades? Se vistieron pronto de mentiras, de engaños, de fracasos, de apatía, de falsedad, de corrupción, de incultura, de desgana y de cobardía. Esas placas permanecen hoy tan olvidadas, como las que hablan de militares y hazañas de la guerra civil o de antiguas repúblicas o monarcas, los habitantes de los pueblos las renombran o las olvidan, y estos hechos darían para pensar en esa pelea por los abstracto que mantienen los políticos que se suceden a lo largo del tiempo, un ansia subliminal de colarse en nuestros pensamientos, mediante nombres, estatuas o imágenes y que siempre acaban fracasando. Conozco un pueblo cerca de donde vivo, cuyo núcleo urbano, no tendrá una población de más de 500 habitantes, su trazado no llega a diez calles, y en todas ellas hay una o dos placas, recordando que tal o cual sitio lo inauguró el alcalde actual. Individuo sin duda atacado de una megalomanía aguda. Otro caso latente de estulticia es el nombre del auditorio mastodóntico que se levanta en este pueblo, y cuyo nombre hace referencia a la mujer de un infame político que gobernó estas tierras durante veintitrés años, y que nos llegó enquistado del franquismo.
Así quedan las cosas, en unos tiempos en que hasta el callejero se hace eco de la incapacidad de nuestro sistema político para crear o vivir en libertad.


El reverendo Yorick

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