Superhéroes de barrio III

Han tenido que pasar meses de búsqueda en lo más oscuro de la prensa patria. Horas de dejarnos la vista y las neuronas de tanto ojear mierda periodística para encontrar a alguien digno de engrosar nuestra desnutrida lista de superhéroes de barrio.
Tuvo que ser nuestro corresponsal en Poio (Pontevedra) quién descubriera al candidato perfecto, oculto en un engendro de diario de la peor especie. La noticia rezaba así (nunca mejor dicho): -Detenido un hombre de 77 años por hacer una pintada contra la iglesia- El producto de su obra decía: CLERO CORRUPTO! Las primeras preguntas que se me ocurren son: ¿qué hace que alguien tras 77 años de existencia llegue a semejante conclusión? ¿Se necesita toda una vida para descubrir esto? Bien es cierto que muchos se van al hoyo sin saberlo, o sin quererlo saber, que es peor. ¿Qué tipo de decepción se llevaría nuestro héroe para dejarse arrastrar por la ira? ¿Qué le recomería por dentro para afrontar semejante reto? Para decidir, en un arrebato de lucidez, gastar parte de su exigua pensión de jubilado en unos sprays de pintura y lanzarse a la calle, de algún modo hipnotizado por los graffittis callejeros, y viendo en ellos una forma de comunicación verdadera. O puede que el recuerdo de su juventud, y de las pintadas antifranquistas que hizo, le motivara a utilizar el mismo método para sacar toda su rabia.
No se si llegaremos a saber la respuesta a estas preguntas.
Pero…no acaba aquí la cosa. Resulta que nuestro hombre fue denunciado por ¡vecinos! Que lo vieron desde sus ventanas (ya sabemos los pasatiempos favoritos de estos ejemplares ciudadanos, o ver la tele, o espiar por las ventanas, para tener temas de conversación en la mesa a costa de sus vecinos) estos, no se cortaron en avisar a la policia municipal de Ourense, que es donde ocurrieron lo hechos. Así que mientras nuestro hombre empezaba a rotular otra frase en la pared de un colegio religioso, fue sorprendido por los de siempre, los más sagaces, inteligentes y preparados cuerpos de seguridad: los municipales, guripas o guindillas. Según el lugar.
Nuestro hombre, al verse descubierto, a pesar de los inconvenientes de la edad, se dio el piro, lo que provocó el encabronamiento de los agentes, que no dudaron en preparar un dispositivo especial para capturar al prófugo. Quién en un alarde de profesionalidad, se deshizo del spray comprometedor, e intentó mezclarse con los viandantes, pero claro, nuevamente esas personas impregnadas del espíritu de colaboración ciudadana no dudaron en acercarse al anciano cuando este fue interceptado por otra patrulla de municipales, a dar testimonio de que efectivamente era aquél el hombre que buscaban. Ver para creer, se imaginan: -¡Señor agente! ¡Señor agente! ¡Es él! ¡Que yo lo vi! -¡Y yo también! -¡Y yo! -¡Y yo!
Nuestro sorprendido héroe no daría crédito, seguro que el buen hombre se cagó en la madre de sus eficientes conciudadanos, y no le falta razón, porque es que la noticia se las trae. Y por cierto, se ve que la policía municipal de Ourense, no tendrá muchas cosas que hacer, si se tienen que hacer notar en estas gilipolleces, se me ocurren cientos de ideas con las que podrían llenar su tiempo de aburrido servicio, ese, que pagamos todos. Mientras tanto, en noticias de ayer: un escolta y un agente de seguridad, se lían a tiros en una zona pública, y de esto ni hablamos, que no pasa nada, coño, que fue un mal entendido. Que ellos son profesionales.
No interesa, poner en duda la necesidad, de que estemos rodeados de supuestas gente profesional, que lleva un arma, que ellos saben lo que hacen, y cuando alguien cae abatido por un disparo, proveniente del arma de alguno de estos tipos, ya sean escoltas, vigilantes, cazadores, militares, policías o cualquiera que posea licencia de arma, aunque esté más pasao que una paraguaya a pleno sol, se dispersarán las noticias, con el fin de que no se abra ningún debate al respecto.
Esta mañana, cuando iba al trabajo, tuve la desgracia de pasar por delante de un banco cuando los seguratas, se disponían a traer o llevar la pasta, no sé, tendrían que haber visto la cara de asesino que tenía el que quedó en la puerta, delante del que tuve que pasar sin remedio, a diez metros, todavía notaba su mirada taladrándome, a lo mejor esperaba que me diera la vuelta para intentar apropiarme de la saca. Si es que….

En fin, espero que a nuestro amigo de 77 años no le caiga mucha multa, y que ese espíritu contestatario y crítico que se le despertó le dure el resto de su vida, y no se le pasen las ganas de hacer pintadas contra el clero, los obispos, los maderos, los buenos vecinos o la putísima calavera de todos.

Salud.

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