-Sacralizar a los muertos-

Es una estrategia esta, que viene de antiguo, convertir al caído en héroe, para arrojarlo a la cara del enemigo, o simplemente para conseguir consensuar opiniones que permitan a los gobiernos llevar sus planes a cabo. Lo contaba Sánchez Ferlosio en su libro: “Mientras los dioses no cambien, nada cambiará” La explosión del Columbia, el trasbordador espacial al instante de despegar y apenas coger altura, se convirtió en tragedia nacional, los astronautas, volatilizados al segundo, se convirtieron en la punta de lanza de la administración americana, que con una hábil maniobra sentimentaloide convirtió un sonoro fracaso , en un aliciente en pos de la investigación espacial, que en aquellos tiempos de la llamada “Guerra de las galaxias” se convirtió en un apoyo unánime de la población a los presupuestos dedicados a la investigación de tecnología militar espacial.
Y todo, por pasear constantemente por todas las televisiones, periódicos, etc, las fotografias de hombres y mujeres sonrientes criados con cereal de Kentucky, que dieron su vida por el país. Héroes. Mientras, el mundo contemplaba atónito los coletazos de la guerra fría y las maniobras de los dos bloques más importantes de poder.
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Los acontecimientos de los últimos días en nuestro país, me han hecho recordar la maniobra de sacralizar a los muertos. El asesinato de los guardias civiles, el circo de su enterramiento, las manifestaciones, los minutos de silencio, el cambio de estrategia del PP en cuanto a política antiterrorista, el día de la constitución… ¿no les parece oler cierto tufillo electoralista?
Héroes ¿son héroes los caídos?
Yo no lo creo, más bien pienso, que son personas que ante la falta de trabajo, y lo negro de su futuro, muerden el anzuelo del sueldo fijo, sacrifican su vida, sus familias, sus amigos, su historia, su pensamiento, para convertirse en el brazo ejecutor de las órdenes que reciben ¿Cuántos son conscientes de este hecho? Algunas personas conocí, cuyos padres temblaban al escuchar el nombre de la benemérita, y sus hijos acabaron engrosando sus filas.
Se llora estos días el asesinato de dos agentes de veintipocos años, políticos de todas las calañas se arriman, la monarquía se arrima, comunicados, lágrimas de cocodrilo, que diría mi madre, por doquier, gritos exaltados: ¡viva la guardia civil! Miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad el estado, eso, del estado, domesticados y entrenados para obedecer. Por cierto, hace días un muchacho murió asesinado, precisamente por un miembro de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, asesinado de una forma vil, mientras protestaba en una concentración de fascistas autorizados. Su muerte, así como la protesta antifascista fueron desprestigiadas y minimizadas, por esos que ahora arropan a los suyos, para utilizarlos en beneficio de sus intereses electoralistas.
Héroes y villanos, siempre habrá un dedo acusador que nos coloque en alguna posición extrema, obviando, que en el fondo, todos somos víctimas.


Yorick.

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