A LA PUTA CALLE


A LA PUTA CALLE
CRISTINA FALLARÁS

18 marzo de 1968. ZARAGOZA. España

         Esta crónica de mi desahucio parte del momento en el que me despidieron del diario en el que trabajaba como subdirectora. Y recorre, paso a paso, el calvario que termina en la orden de desahucio.
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         Primero te despiden. A la puta calle UNO. Luego te comes el paro. Luego te meriendas los ahorros. Luego te cortan los suministros y te desahucian. Ñam, ñam, ñam. A la puta calle DOS.
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         No hay nada más difícil que admitir la miseria, la quiebra, de un igual. Porque es la nuestra propia.
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         18 de septiembre de 2010. Llega un momento en el que hay que dejar de lamerse las heridas y empezar a pensar en chupar pollas.
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         La dignidad profesional y la pureza del oficiante se te acaban con el hambre. Ahí se encuentran el empobrecimiento brutal, a palos, del ejercicio responsable de mantener a la población informada de lo que sucede, y también el intento de destrucción de un colectivo profesional miserizado, utilizado y prostituido por unas empresas con demasiados intereses y relaciones con el mundo financiero como para hincar el colmillo en ese hueso.
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         De golpe te das cuenta de que en la sociedad que hemos levantado, y en ese continuo de casas, locales, farolas, neones y vehículos por el que avanza el autobús de linea, un animal precioso y primermundista que funciona a gas de puro ecológico, ganársela vida puede resultar imposible.
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         ¿Cuánto tiene que haber sufrido un hombre para colgarse de un árbol en plena calle, a las cinco de la tarde, dejando atrás mujer e hija? Y, por encima de eso, ¿quién es el responsable de tanto sufrimiento?
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         Las primeras llamadas del banco provocan un desasosiego como cuando estalla una tormenta negra con rayos y truenos que ponen a temblar los terrones en una carretera en la que te has perdido…
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         Lo más sorprendente de la avalancha de desahucios en España es la falta de previsión delos bancos que concedieron aquellos créditos.
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         En España no hay datos exactos sobre los desahucios. El poder judicial calcula que vamos a un ritmo de quinientos al día. Entre enero y septiembre de 2012 pasaron por los juzgados exactamente 49.702 procedimientos de desalojo de viviendas.
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         Con todas las tropelías que los gobiernos de Zapatero y Rajoy han llevado a cabo, con todo el dinero público que han privatizado regalándoselo al sistema financiero, con todos los recortes en derechos de los trabajadores, educación, sanidad, etcétera que han pergeñado, lo normal sería que estuviéramos incendiando algo.
         ¿Qué?
         Qué más da qué.
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         Pensar en la exclusión social. Saber que no es lo mismo la pobreza que la exclusión; entender que, entre los que estamos en la parte de abajo del territorio partido por la grieta, muchos somos sencillamente excluidos. No tenemos poco, sino nada.
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         PIENSO: seis libros, un cuarto de siglo de profesión periodística, carrera, universidad, congresos internacionales. Pienso y pienso y dejo de pensar, porque el batacazo en la cabeza que produce el peso dela culpa al caer consigue enmudecer mi propia imagen, congelada.
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EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)



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