HERMOSOS Y MALDITOS
FRANCIS SCOTT FITZGERALD
24 septiembre de 1896. SAINT PAUL. Estados Unidos
21 diciembre de 1940. HOLLYWOOD. Estados Unidos
Que aquel anciano débil y poco
inteligente poseyera un poder tal que, a pesar de la oposición de los periódicos
sensacionalistas, en White Plains no abundasen las almas que él no pudiera
comprar, directa o indirectamente, parecía tan imposible de creer como que en
otro tiempo hubiese sido un bebé sonrosado.
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La soledad en Nueva York era una
realidad palpable…
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Sus ideas eran las mentiras que habían
gozado de popularidad veinte años antes; su mente trataba de mantener una
vacilante y anémica trayectoria siguiendo la estela marcada por los editoriales
de los diarios.
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… proporcionándole una paz que solo
podía compararse con la paz que proporciona una mujer estúpida.
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-Geraldine. La acomodadora de Keith´s.
Te he hablado de ella.
-¡Ah!
-Fue a visitarme a las tres y se quedó
hasta las cinco. Una criatura muy peculiar… su absoluta estupidez me tiene
fascinado.
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… intentó imaginarse a sí mismo en el
Congreso, hozando en la porquería de aquella increíble pocilga entre las
estrechas y porcinas frentesque veía a veces retratadas en las secciones de
rotograbado de los periódicos dominicales…
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LA VOZ. Es la tierra más opulenta y
espléndida que hay en el mundo: una tierra donde los sabios son solo un poco
más sabios que los estúpidos; una tierra donde los gobernantes tienen la
inteligencia de un niño y los legisladores
creen en Santa Claus; donde mujeres feas controlan a hombres fuertes…
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La una en punto. Tenedor en mano,
Gloria torturaría el corazón de una rendida alcachofa, mientras su acompañante
se serviría las espesas y goteantes frases propias de todo hombre embelesado.
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Anthony se dejó caer apáticamente en
una silla, con la mente cansada… cansada de nada y de todo; cansada del peso
del mundo que él no había elegido nunca tener que soportar. (…)
Anthony parecía haber heredado tan solo
la vasta tradición del fracaso humano… eso, y el sentido de la muerte.
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Más por el temor a la soledad que por
el deseo de tener huéspedes, dadas las molestias que eso lleva consigo,
llenaban la casa de invitados todos los fines de semana y, con frecuencia,
también durante los días de entre semana.
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A su derecha, a media milla siguiendo
el curso del río, que se arrastraba detrás de la luz como un brillante y
viscoso rastro de caracol, parpadeaban las desperdigadas luces de Marietta.
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“Sucedió una vez que todos los hombres
inteligentes y congenio del mundo llegaron a profesar una misma fe… es decir,
la falta de fe. Pero les preocupaba pensar que, al cabo de unos pocos años
después de su muerte, se les atribuirían muchos cultos y sistemas y presagios
que nunca habían considerado ni propuesto. De manera que se dijeron unos a
otros: Reunámonos y escribamos un gran libro que logre para siempre burlarse de
la credulidad de los hombres. Convenzamos a nuestros poetas más eróticos para
que escriban sobre los deleites de la carne, y a algunos de nuestros más vigorosos
periodistas para que añadan historias de amores famosos. Incluiremos los más
absurdos cuentos de viejas que circulan ahora. Escogeremos los humoristas con
mayor agudeza para dar forma una deidad sacada de todos los dioses adorados por
la humanidad, un dios de mayor magnificencia que todos los demás, pero al mismo
tiempo con tantas debilidades humanas que se convierta en objeto de risa para
todo el mundo…y le atribuiremos todo tipo de chistes y vanidades y enfados, a
los que se dará por supuesto que se entrega para su propia diversión, de manera que la gente leerá
nuestro libro y meditará sobre él, y dejarán, ya para siempre,de decirse
desatinos en el mundo.
Finalmente, ocupémonos de que el libro
posea todas las virtudes estilísticas, de manera que dure para siempre como
testigo de nuestro profundo escepticismo y universal ironía.
Así lo hicieron, y posteriormente
murieron.
Pero el libro siguió viviendo, tal era
la belleza con que lo habían escrito, y tan asombrosas las cualidades
imaginativas con que aquellos hombres de inteligencia y de genio lo habían
dotado. Ellos no se molestaron en darle nombre, pero después de su muerte se le
llegó a conocer con el nombre de la Biblia”.
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Anthony sospechaba que el oculto
propósito de la guerra era permitir que los oficiales del ejército regular
–hombre con mentalidad y aspiraciones de colegiales- pudieran participar en una
verdadera matanza.
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Dos de cada tres oficiales
profesionales creían, en su corazón infantil, que las guerras se hacían para
los ejércitos y no los ejércitos para las guerras.
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…y los diplomáticos se consagraban a su
tarea de siempre; hacer del mundo un sitio adecuado para nuevas guerras.
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Sin embargo, ellos mismos no se sentían
desconcertados porque no había en ellos la menos posibilidad de confusión: de
mes en mes cambiaban de frases con la misma facilidad con que cambiaban de
corbata.
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EL
BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)
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