El novio de la vida







                                                                          a la legión



Yo no soy el novio de la muerte
ni la pretendiera
aunque no niego haber fantaseado
de vez en cuando con conocerla
pero no anhelo su compañía
ni lo proclamo a grito pelado
como un tenor de tercera



de mis tiempos en las milicias
no conservo gusto por la uniformidad
ya sea física

                  mental

                          o de ropaje

más bien soy propenso al mestizaje
a la rebujina

                  a lo fronterizo

donde es fácil saltar barreras
y ver las cosas desde otro lado



fui arrastrado por la fuerza
y acuartelado durante meses
al dudoso servicio de la patria
en aquellos años no tuve el coraje de negarme
aunque no me encontraron el ardor guerrero
ni derramaría ni una sola gota de sangre
por un país y una bandera
que fueron el azote de mis ancestros
a los que no concedieron ni una brizna de justicia



parafraseando a Rimbaud
diría que mi -temporada en el infierno-
fue escalofriantemente larga y fría
como un desierto helado del que solo quedó
el hedor de una putrefacta mentira
y el recuerdo amargo
de aquellos hombrecillos verdes
y sus grandes pistolas asesinas



pasados los meses de calvario
te licenciaban sin dar las gracias
con una cartilla blanca
en la que no narraban
tus inexistentes hazañas
y donde consta el dato
de que el valor se te supone



dudo bastante de que tenga el valor
para disparar a nadie
en nombre de la patria o la muerte
pero para si que sé que lo tengo
sería para negarme a sujetar siquiera un tenedor
viniendo la orden de manos
de mis propios verdugos

 Rafa Becerra                                                                     

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