¡HO, LÁ, LÁ!

DECAPITACIÓN DE  LUIS XVI

Hoy, 21 de enero, se cumplen 224 años del ajusticiamiento (1793) de Luis XVI de Francia, por medio de “la louisette”, la guillotina.
A este rey se le podía apodar “El Encoñao” porque lo estaba de su mujer María Antonieta, (La Toñi). Cuando el pueblo pedía pan, cierto es que el rey más sensible que su Toñi, puso a varios ministros, entre ellos el de economía Jacques Necker, que consiguieron que la situación mejorase, pero sólo momentáneamente porque el Parlamento, la Corte de Versalles y la nobleza se negaron aduciendo que sus prebendas les venían concedidas por la gracia de Dios (¡¡!!)  y que no estaban dispuestos a que les fueran arrebatadas por el populacho que no merecían otra cosa que lo que tenían.
         Cierto que la Revolución fue burguesa pero, vamos, que al pueblo le vino bien, qué coño. Sea como sea, la gracia concedida por el aciago demiurgo les fue arrebatada por el pueblo y se dice que a unos quince mil agraciados les fue separada la cabeza del cuerpo cautelarmente.
         Para rememorar el fausto acontecimiento os propongo escuchar el cuarto movimiento de la sinfonía Fantástica de Berlioz, MARCHA AL CADALSO. Esta sinfonía fue compuesta en el año 1830 y, si bien puede servir para un momento de jolgorio popular, personalmente me inclino por el redoble de la caja. Más clásico, sobrio, austero, parco y sencillo y no exento, a pesar de sus pocos medios de la necesaria pompa y circunstancia para un evento de tamaño calado. La marcha al cadalso, tiene momentos que sobrecogen, pero hay otros en lo que te dan ganas de subir al patíbulo y bailar un zapateado. Eso, se convendrá conmigo, no es serio.
         Ésa caja, sola, desnuda, en la que comienzan a golpear las baquetas, haciendo que el griterío del pueblo se troque por un silencio expectante. Ése último repiqueteo. Ésa cuchilla bien afilada por monsieur CHARLE-HENRY SANSON que se desliza rauda por las guías. Ésa real cabeza que cae al cesto. Ése Carlos-Enrique que la levanta y la muestra al pueblo. Ése pueblo que grita alborozado ante el magno acontecimiento.

         ¡Oh, lá, lá, grand moment!


EL BOBO DE KORIA
           

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