Los "embolaos"


¡Cómo es la prensa provinciana! La mayoría de las veces, rozan el ridículo con las opiniones de sus colaboradores, con sus secciones trasnochadas, y con los supuestos intelectuales que tienen en nómina y que se las dan de graciosos o enterados. Además, vayas a la ciudad que vayas, la impresión que uno se lleva después de leer el periódico siempre es la misma...Cierto es, que hay honrosas excepciones, pero son las menos. El tratamiento de la noticia suele estar sometido al prisma de la exaltación terrenal y sub-cultural, por ejemplo, que un satélite ha sido puesto en órbita y un miserable tornillo ha sido fabricado en la región, pueden estar seguros de que la noticia tiene asegurada una página completa, cuando no la mismísima portada.
Hace unos días, leyendo uno de los diarios de Valencia, apareció un artículo, anunciando la inminente entrada en vigor de una prohibición  que había hecho el ayuntamiento hacía algunos festejos taurinos que se venían produciendo en algunas pedanías dependientes del mismo.
El artículo en cuestión ocupaba las dos páginas centrales del diario, y de manera burda y gruesa concentraba la información en una entrevista realizada al presidente de una de las peñas taurinas, conocida como: "Los Cabezones" En la misma, el sujeto lacrimoso y victimista se dedicaba largo y tendido a contar sus recuerdos taurinos de la infancia, donde su padre y su abuelo ya lo amaestraban en el arte de atar y "embolar" a los toros. Se lamentaba el presidente del aciago futuro de una fiesta con un hondísimo arraigo humano y cultural, sintiéndose ninguneado y arrebatado de una tradición ligada a su existencia. Después de leerme hasta el final la triste historia del pobre descastado, perdido en un mundo donde la tortura animal comienza poco a poco el camino de su abolición, se me ocurrió una idea que podría suponer la supervivencia de la peña "Los Cabezones" y otras similares. Ya que ellos están tan seguros de la ausencia de dolor de los astados, a pesar de los escalofriantes berridos de los mismos cuando son espoleados en una plaza repleta de gente, cegados por el fuego que cae de sus cuernos ardientes sobre sus ojos y aguijoneados por todas partes, por una  horda de amantes de la cultura y las tradiciones. Podrían ellos, los más veteranos  de las peñas, sustituir a los toros en su llorada y amada tradición. Seguro  que por mor de que la fiesta no desapareciera, ellos estarían dispuestos a escaldarse vivos para que sus hijos se sintieran orgullosos. También creo que la fiesta ganaría si a los heroicos voluntarios les vendaran los ojos y les ataran las manos, así la diversión estaría garantizada cuando estos, espoleados por el fuego y los gritos, fueran a estamparse contra los barrotes de esas estructuras medievales que se siguen instalando en los pueblos, para regocijo del público en general, y orgullo de la familia del "embolado" en particular, que agradecerían la actuación memorable de alguien de su sangre en la fiesta mayor.
 A nada que los peñistas lo pensaran un poco, se darían cuenta de las ventajas de esta solución ya que dudo mucho que surgiera un movimiento de defensa de los energúmenos. Por otra parte, la desaparición de esos molestos anti-taurinos, estaría garantizada, seguro que se alejarían del pueblo, en busca de otras jodiendas animalistas y los dejarían en paz con su novedoso y revolucionario festejo, que no tardaría en calar en el municipio ante tanto derroche de valor, de escrotos, y sobre todo de sangre y cenizas.
Estoy convencido de la supervivencia de la peña "Los Cabezones" y de otras muchas similares que se vería garantizada por lo menos otros mil años.


el reverendo Yorick.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Su artículo me ha hecho reflexionar acerca de la cerrilidad de nuestros consúbditos.
Su propuesta es muy interesante y, si me permite, añadiría que a la fiesta podría sumarse todos los cornudos de la villa, así no habría que añadirles las astas artificiales. Por desgracia habito en un pueblo del que, a la mínima ocasión, me largaré sacudiendo las alpargatas como hizo "nuestro" venerado San Vicente.
Saludos

Anónimo dijo...

AFORTUNADAMENTE EN MUCHOS PUEBLOS LA GENTE HA DECIDIDO NO TENER EMBOLAOS. QUIZÁS, DENTRO DE MIL AÑOS NUESTROS DESCENDIENTES PUEDAN SENTIRSE ORGULLOSOS DEL GENTILICIO QUE LES UBICA EN UN LUGAR DEL MUNDO.
ME GUSTA MUCHO TU ESTILO