Hace muchos, muchísimos años (cuando
todavía no había... ni televisión), cuentan que existía una tribu de salvajes
que tenía la costumbre de convocar cada cuatro años un triburréndum en el que
la tribu elegía a un líder. Cada barrio de la tribu presentaba su candidato.
Los días que precedían a los comicios el
personal se ponía eufórico. Editaban lajas con el careto de cada candidato y,
en piedras mas pequeñas, publicaban panfletos; los tam-tam se ponían a parir,
pues desde que empezaba la campaña, que duraba una semana, no paraban de emitir
sus sonoros mensajes. Lo peor de la campaña, al decir de los tribulanos, era
cuando pasaba un burro "embalao" y el que lo montaba se dedicaba a
tirar panfletos, muchos quedaban "escalabraos"; pero, a pesar de
estos inconvenientes, desde que llegó la tribucracia, todos los tribulanos
querían ejercer su derecho al voto.
Las conversaciones más habituales durante
aquellos días, según los antropólogos, solían ser, salvando los lógicos errores
de transcripción:
- Fulano promete ser un buen líder.
- Yo votaré a Zutano, lo veo más hecho.
- Sí, pero lo importante es el resultado
que saquemos luego.
- Nunca se sabe, todos prometen al
principio y después...
- El del pasado triburréndum salió
chungo.
- ¡Claro, estos días se ponen tantas
plumas y adornos encima que consiguen engañar a más de cuatro!
- Los años también hacen.
- Tienes razón, la tribucracia es más
chunga que la tripública.
- Aquello era otra cosa.
- Antes un líder era un líder, y el
pueblo lo agradecía.
- Oye, ¿sabéis qué os digo?, pues que en
las urnas nos veremos y que gane el mejor.
- ¡Que Babalú te oiga!
-¡Una mierda de cebú!, yo paso de dioses,
prefiero a un líder conocido que a un dios que ni lo ves ni lo tocas.
- ¡La jodimos, ya salió el tributeo!
Con el acaloramiento, muchas veces se
endiñaban en los morros con los panfletos o con los palos del tam-tam, pero
nunca llegaba la sangre al río. Estaba muy lejos de la tribu.
Por fin llegaba el domingo, y, ¡hala!,
todo el personal de la tribu a la plaza. Callaban los tam-tam, pues no se podía
hacer propaganda de los líderes a partir de las seis de la mañana de ese día.
En medio de la plaza había una gran urna.
El personal ya estaba con sus hojas de parra en la mano, en ellas habían puesto
el nombre de su candidato. A las doce de la mañana se empezaba a votar, lo
hacían muy ordenadamente.
Después del recuento de votos ....¡El
ganador ha sido..... La tribu entera contenía la respiración. El ganador ha
sido "TIAM-LEMA". Que quería decir "CUERPO RECHONCHO".
No veáis la que se armaba. La tribu se
alborozaba. Muchos ya sacaban sus cazuelas de barro y sus cuchillos de sílex
haciéndolos repicar. Todos se ponían muy contentos. Menos el candidato electo,
que solía ponerse muy triste. Pero le duraba muy poco. Uno de la mesa electoral
le arreaba con una cachiporra en la cabeza y, cuando caía al suelo, inmediatamente
se ponían a trocearlo y en una gran olla que tenían dispuesta, iban echando
los trozos.
- Ñam, ñam, ñam, glup,...ya decía yo
que teníamos que haber votado al otro.
-Ñam,...sí,...ñam, está un poco duro,
pero tiene menos grasa.
- ¡Jollín, ñam..., pues la oreja que me
ha "tocao" está para mojar pan!.
- Ñam, gurufffg... tenían que hacer
triburréndums cada semana.
- Hummmmmmm, ñam....en eso estoy de
acuerdo.-.slurp!!
ELBOBODEKORIA
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