El paseo


Aparece una mancha de luz en el suelo de mi celda, de golpe destella, y de golpe se apaga, y por ella se que afuera está nublado, y el viento empuja las nubes, que juegan a esconder el Sol. No veo el cielo y solo la pequeña mancha de luz, que a lo largo del día se pasea por el suelo y la pared, me trae noticias del exterior.

¿Cómo he llegado a esta situación? Siempre pensé que hacía bien a mi país y a sus gentes, que mi labor política traería cambios e igualdad para todos. Me equivoqué, y nuestro sueño republicano ha torcido las palabras en disparos.
¿De donde sale tanto odio? El carcelero que viene a verme se dirige a mí, como: "rojo hijo de puta" y no oculta su satisfacción al comunicarme que pronto me darán "el paseo" y que ellos luego se encargarán de mi familia. ¿Qué caos es éste? La sangre correrá por todas partes y yo estaré manchado con ella, pues lo que yo creía un sueño de libertad, ha tornado en pesadilla.
 !Que no me juzguen los hombres Dios mío! Ellos no. Alimenta si quieres los fuegos del infierno con mi alma si esa es tu voluntad, pero que alguien que empuña un arma no me juzgue por encima de la razón.

Me mantienen separado de los míos, a veces oigo sus gritos que son apagados en la noche. Deben de pensar que al mantenerme aislado de los demás, los republicanos del pueblo se hundirán, se vaciarán como globos y suplicarán clemencia. No lo entienden. Alguien que ha atisbado que durante generaciones de su familia han vivido como esclavos, no sabe de discursos políticos, para ellos República significa esperanza, el fin del hambre y las penurias. Que impotente  me siento poniéndome en su piel. Nosotros los políticos no conseguimos materializar sus sueños, nuestros pobres pasos en el camino de la libertad, no sirvieron para matar su hambre. Las leyes no se comen, y las ilusiones tampoco. Y ahora una guerra. Una guerra confusa donde nuestro ideal se rompe, donde hemos sido presentados como monstruos, donde la sangre lo cubrirá todo por el único pecado cometido por muchos campesinos: Soñar.
Y yo, en el fondo, me alegro de estar aquí, prisionero, esperando la bala que me ha de matar, y que me evitará vivir años oscuros, años de vilipendio y humillación en manos de militares en el poder.
El absolutismo, los dogmas, el terror. Perpetuarán su pensamiento a través de sus escuelas, de sus iglesias, y los que sobrevivan, acabarán con la cabeza gacha mirando un día detrás de otro con un miedo terrible a recordar, y a soñar.

Tal vez, un veintitantos de Julio de 1936 en algún lugar de España


Yorick.

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