“Se busca personal para iniciar una revolución sangrienta, con el objeto de acabar con la esclavitud”




Paso ante el escaparate de una empresa de trabajo temporal. En el mismo, un anuncio: Se necesita peón especialista para fábrica de inyección de plástico y pintura.

En algún lugar de mi currículo pone algo parecido. Me decido a entrar.
-Hola ¿sigue vacante el puesto del anuncio? –Bueno, en realidad siempre lo tenemos ahí, porque nos piden personal periódicamente. Me dice un joven de unos 23 años. –Bien, ¿puedo dejar mi currículo?
-Claro, responde sin quitarme el ojo de encima. Le muestro en que empresa ocupé una mierda de puesto parecido, me pregunta el año: 2005, miento. Hace más de diez. Titubea durante algunos segundos, y luego me pregunta si estaría dispuesto a hacer un test. Le respondo que no hay problema. Me entrega un folio escrito a dos caras con diferentes recuadros y preguntas. Me acomodo sin preguntar en una mesa que hay al fondo de la oficina y comienzo a rellenar el test.
Éste, como todos los test laborales del mundo, incita explícitamente a la sumisión, sabiendo quién lo ideó, que cualquiera que se preste a rellenarlo, agachará las orejas y explicará sin titubeos lo dispuesto que se encuentra a trabajar como, y en las condiciones que sean. Me planteo seriamente seguir con esta farsa. Mientras tanto, el tipo de la oficina se entretiene en dar su opinión sobre el aspecto que debe tener alguien que se presenta allí a pedir trabajo. Se lo dice a una mujer que por la cara de sorpresa no debe saber si reír, o tirarle algo a la cabeza a aquel capullo.
No puedo evitar oír como le dice orgulloso que él, tiene dos carreras y un master, y que está allí trabajando de becario por 300 euros mensuales haciendo un esfuerzo y formándose. Siento unas tremendas ganas de levantarme y explicarle a aquel imbécil si no sabe que con su actitud colabora a empobrecer el mercado laboral, que mientras él como becario cobra una mierda, su empresa se ahorra un sueldo completo de un profesional.
Y se las quiere dar de listo con sus carreras y master.

Hago un esfuerzo por concentrarme en la siguiente pregunta: ¿Qué es para ti un jefe, y cual crees que es su responsabilidad?
Un jefe,-pienso- o mejor dicho, un gerente de empresa, es alguien encargado del funcionamiento de ésta, coordinando el esfuerzo de los trabajadores, el servicio de los proveedores, y la colocación última del producto manufacturado, con el objeto del crecimiento de la empresa, cumpliendo los contenidos de los contratos, y la inversión de parte de los beneficios en las mejoras laborales y de producción, sin entrar en conflictos gratuitos y perjudiciales con sus empleados.
Decido no apuntar nada, y dejar la respuesta para el final. En el resto del test, miento descaradamente, importándome un huevo el fin de éste. Ya estoy bastante cabreado. Termino y se lo entrego al cretino de la mesa, aguantándome las ganas de largarle unas cuantas verdades. Le oigo decir a la chica que él: “antes llevaba rastas” y que se las quitó para poder tener una imagen más aseada. Que pretende decir este subnormal ¿Qué porque él se cagara encima y estuviera dispuesto a chupar todas las pollas del mundo para tener una mierda de trabajo, todos deberíamos hacerlo?

Me despido y me voy de la oficina cabreado. Me voy acordándome de un amigo que ha tenido que pagar a un hijo de mierda para que lo contrate y de esa forma acceder a un subsidio que le corresponde por derecho. ¿Me pregunto cuanta porquería más tendremos que tragar, y a cuantos miserables más tendremos que aguantar antes de decidir plantarnos? Antes de salir a la calle a matar y a morir para acabar con la gentuza que nos esclaviza, aunque solo sirva para palmarla con el sabor de la dignidad pegado a los labios, aunque sea sumergidos en una indiferencia y cobardía generalizada, pero pletóricos de estar haciendo lo correcto.

Paso ante la oficina de un periódico, y decido entrar a gastar unos cuantos euros en poner un anuncio: “Se busca personal para hacer una revolución sangrienta con el fin de acabar con la esclavitud” El tío de la oficina no da crédito. Le pago y me voy tranquilamente a mi casa. De repente, por el camino, recuerdo que al final, me olvidé de contestar la pregunta sobre el jefe.

El reverendo Yorick.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡¡Qué bonito!!!
Lo dicho: viva ZP

Anónimo dijo...

Como me encuentro en el paro desde hace mucho tiempo, me gustaría saber el sueldo y el precio de las horas extras. ¿Los trabajadores de tan noble empresa podremos hacer chorizos -de los que se comen- con la sangre que obtengamos?
Me gustaría una contestación rápida. El ban... -iba a decir bandido- el banco me está rosegando los talones.