El verano se aproxima inexorablemente, día a día, minuto a minuto, el estío va tomando cuerpo. Las personas lo sabemos también, como el resto de seres vivos.
Quienes se encargan de velar para que nuestra esclavitud continue, también lo saben, quizás más que ningún otro lo sepan. Desde hace meses, probablemente estén pensando en la llegada del verano. Saben de sobra que el buen tiempo fomenta el auge de la hostelería y del turismo. Y ese dato les es imprescindible para airearlo ante sus televisiones y periódicos, y de ese modo hacer ver a los esclavos que el paro está bajando, utilizarán esa cortina de humo para enfriar los ánimos, aprovechando, por supuesto, la desidia que provoca el calor en todos, principalmente en los esclavos, en cuyo horizonte aparece un verano de playa y descanso. Tan estigmatizada está la idea de vacación que hasta parados y jubilados sueñan con ella. De esa forma los que se encargan de velar para que nuestra esclavitud continue respirarán tranquilos unas semanas. Unas semanas donde la crisis y sus consecuencias pasarán a segundo plano. Y por si no fuera suficiente, este año se cuenta con otro elemento adocenador: el mundial de fútbol. Una campaña machacante nos acompaña desde hace semanas, una campaña a la que se suman centros comerciales de todo tipo, vendedores y mercachifles que les hacen la cama a los esclavistas, impregnando sus anuncios y ofertas en un hediondo sentimiento patriótico-futbolero con vistas a seguir vendiendo su basura y seguir manteniendo los niveles de consumo.
Los esclavos son débiles. Deben de pensar, sucumbirán a esa euforia colectiva que son los colores de su equipo de fútbol, convencidos de que ganarán el mundial, seguirán las evoluciones de su equipo como si les fuera la vida en ello, sin saber, que si que les va en ello, que a través de ese mundial, les engañan y les someten, les incitan a pensar de forma controlada y monotemática desviando su atención de lo que importa de verdad. Dejándoles el camino libre para que sigan manipulando nuestros destinos, dándoles tiempo a preparar nuevas estrategias de engaño para cuando esta se haya agotado. Subiendo impuestos, recortando derechos y haciendo desaparecer dinero público en las arcas de los bancos, sin posibilidad de que este vuelva reinvertido a las manos de quienes lo sudaron para ganarlo. Así, ese monstruo llamado Capital, se reinventará de nuevo, derrumbará gobiernos para poner otros nuevos que sigan exactamente las mismas directrices que el anterior. Y mientras tanto la masa de esclavos unida bajo un color se emocionará y sufrirá siguiendo con los ojos un balón de fútbol y a los gladiadores multimillonarios que lo patean, soñando con ver un gol, buscando excusas para seguir manteniendo la forma de vida más cobarde e inmoral que se ha inventado nunca, solo para evitar de todas las maneras tener que enfrentarse aunque sea en sueños
A su propia independencia y libertad.
Admitirá su fracaso y sumisión con cada gesto y cada palabra. Y hablando de palabras, asistirá impasible al uso y rehabilitación de algunas sin vergüenza de ningún tipo, cuando una palabra no hace muchos años era el peor de los insultos y era sinónimo de cárcel y fusilamiento, hoy luce esplendorosa y en boca de todos para representar ese burdo espíritu de unidad al que con total inmunidad denominan:
La roja.
el reverendo Yorick.
No hay comentarios:
Publicar un comentario