Si desgranáramos cada minuto vivido, si analizáramos esas experiencias emocionales que acumulamos a lo largo de las horas, nos quedariamos sin respiración a cada instante. Debemos de llevar una coraza muy fuerte para defendernos de todas esas emociones, una coraza que puede resultar nociva por la ignorancia a la que nos aboca. Brutales descargas de emotividad o de falta de ella nos golpean constantemente, cuando por ejemplo, observamos los cambios de conceptos en cuanto a sentimientos se refiere.Por decir una: La amistad, se ve sumida en un saco de indefiniciones donde perdidos sus valores se pone en duda constantemente careciendo de la más mínima confianza por quienes dicen regalarla altruistamente. ¿Como se llega a que quién dice ser tu amigo te ponga en evidencia a la primera de cambio escondiendo su cobardía y su torpeza en una masa calumniadora?
Así nos movemos peligrosamente en los terrenos pantanosos de la calumnia, vendidos por una palmadita en la cabeza del colectivo implacable que pretende absorber nuestro pensamiento libre. Las calumnias demoledoras que hunden a cualquiera en el desprecio o el olvido colectivo, usadas como tapaderas que nos eviten asomarnos a la verdad las derramamos insconcientemente sobre todo aquel que actúa solitariamente, condenándole a un ostracismo infalible, a un destierro permanente, a un exilio excluyente que libere la conciencia del calumniador y de los que la extienden por el mundo....Siempre hay dos versiones de la historia ¿En cuantas ocasiones has escuchado las dos?
Yoric...sin acritud
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