El caso de los presentadores clónicos

Ocurre algo. Se percibe. Un pacto secreto. Una confabulación soterrada. La definición es confusa. El objetivo inimaginable. Pero los hechos…certeros.

Todos los presentadores de telediarios de todas las televisiones se comportan de la misma forma. Sus gestos, sus posturas, sus miradas, su gestualidad en general, son exactamente iguales. Tan iguales que sobrepasa la línea del ridículo adentrándose en las aguas de la más torpe pantomima que se recuerde. ¿Pero…….? ¿Qué objeto tiene semejante fantochada?
Como decía al principio: No tengo ni puñetera idea. Y eso me preocupa enormemente. Aquí se está tramando algo.
Hay casos tan patológicos que merecen análisis aparte. El tío que hace los informativos del fin de semana en la primera es alucinante. Un portento de postura incomprensible. Hagan la prueba, quiten el sonido al televisor, y observen…. Observen al individuo en su labor de hipnosis hertziana. La mirada penetrante que no mueve ni un instante del centro de la pantalla, una ligera inclinación hacía adelante, como si no se apoyara sobre la silla, su brazo izquierdo estirado colocado el talón de la mano sobre la mesa, con los dedos crispados hacía arriba, los hombros desalineados, con el izquierdo más alto que el derecho, y lo más inquietante, un ligero movimiento pélvico de difícil interpretación y que en el fondo no recuerda más que una fuerte afección de parásitos intestinales. Y como colofón de expresividad, el cambio de gesto cuando la noticia lo pide, y en un alarde de control muscular relaja su ceño fruncido, cambiando la expresión de su rostro a una tenue sonrisa. Impresionante.
Hay variaciones por supuesto, otro gesto que se repite hasta producir retortijones es el que realizan colocando los folios que tienen delante con los dedos meñique y anular de ambas manos o jugar con un bolígrafo, que no se para que lo quieren, ya puestos a parecer que redactan las noticias allí mismo podrían completar el atrezzo con una grapadora, unos clips desparramados por la mesa y un bote de tipex.
¿Qué les pasará por la cabeza a estos individuos? Conscientes de ser las marionetas del cuarto poder. Manipulados hasta el mínimo detalle, convertidos en ridículos clones, abanderados del “buen rollito” ¡Escocidos!
Menuda banda de pendejos.

¿Y para qué estudiara periodismo esta gente? Total, para hacer y comportarse como les dicen. El orgullo de sus madres, sin duda con sus trajes y sus caras de cartón. Será posible, y pensar que se metían con Aberasturi cuando se sentaba en la mesa a comentar las noticias, recordado hoy día tiene su gracia, un tío que se rascaba la oreja o la cabeza como si estuviera en su casa, vivir para ver. Habrá que esperar otros diez años para ver hacía donde “desvoluciona” el asunto mientras, seguiremos echando unas risas de vez en cuando a costa de los domesticados de aséptica presencia.


El reverendo Yorick.

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