una mirada sobre la violencia

Se dice que, internacionalmente, la violencia es "monopolio del estado" que ninguno se abstiene de ella, y hasta en las más pacíficas e indefensas manifestaciones, pueden aparecer represiones violentas. Esto es un hecho. En cualquier protesta por pacífica que sea, aparecen esos señores de uniforme, defensores a ultranza de quién les da de comer, dispuestos a amortizar el flamante equipo represor que portan. Hace no muchos años, la población más desfavorecida tenía una conciencia combatiente ante la violencia y la opresión que ejercían los estados, tan sutilmente, como recortando derechos sociales o básicos. Como es fácil comprobar hoy día, estas decisiones, leyes , decretos y reformas, siguen provocando pobreza y muerte. Sin embargo, la respuesta de la población adolece de excesiva tibieza, llegando al extremo casi de poner la otra mejilla ante la agresión. Se ha fraguado una indolencia masiva frente a gobernantes que crean unas sociedades asfixiantes, conviertiendo a la ciudadanía en esclavos atemorizados; aunque hay matices. Si como se afirma, y la historia lo corrobora, somos seres proclives a resolver nuestros asuntos a mamporros, gratuitamente en muchos casos ¿Dónde va a parar ese instinto? Creo que no hay más que echar una mirada a nuestro alrededor. El proceso de domesticación humana es tan profundo que, efectivamente, en vez de dar respuesta común a la violencia que se ejerce sobre nosotros por aquellos que manejan el cotarro, se agacha la cabeza y devorados por la frustración, buscamos a un ser más débil con el que aliviar la furia. Los ejemplos abundan a cientos: en los hogares, contra los niños (estos mismos, haciendo honor a sus progenitores, buscan a su vez a una víctima indefensa a la que atizar, y así llegamos a los colegios) Contra indigentes, emigrantes, personas de diferente orientación sexual, y muchos más ejemplos. La violencia, señores, está aquí cerca. ¿No han visto nunca a un funcionario burócrata quitándose de encima a algún desgraciado perdido entre formularios? Eso es violencia también, aunque lo achacan a la mala educación.
Hay mucha más hostilidad en el aire de al que se quiere reconocer. Aunque el foco de canalización equívoca de la violencia, el número uno de la lista se lo lleva ese deporte patrio, sí, ese al que los telediarios dedican casi la mitad de su tiempo, el que acapara portadas y portadas, y toneladas de minutos y papel: el fútbol.
Ahí es donde se demuestra de que pasta estamos hechos. Donde se permite que bandadas de energúmenos se lancen unos contra otros con la intención de matarse. Donde un chaval se puede sentir orgulloso de haber dado una puñalada a otro, y echarse a dormir tan tranquilo, soñando con su hazaña.
Siempre me acuerdo de la guerra, donde se  enaltezcan las diferencias entre pueblos para que las personas se lancen unos contra otros como hienas, las "razzias" que ocurren entre barrios, donde grupos de vecinos amparados por la guerra y las razones de su bando, ejecutan a cualquiera, violan a mujeres y dejan, en el mejor de los casos, a niños y ancianos a su suerte. Tus vecinos: el panadero, el repartidos de gas, el barrendero, convertidos en tus verdugos, o tu mismo, haciendo lo propio con ellos. Y siempre orquestados por otros, para continuar siendo los mismos miserables.
Si la violencia no es necesaria, pero seguimos utilizándola, por lo menos, hagamoslo con quienes verdaderamente lo merecen. Ya saben ustedes de quienes hablo.


el reverendo Yorick.

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