De GEORGES PEREC



Apenas has vivido y sin embargo ya está todo dicho, terminado. Sólo tienes veinticinco años pero tu existencia está toda trazada. Los roles asignados, las etiquetas; del orinal de tu primera infancia a la silla de ruedas de tu vejez, todos los asientos están ahí y esperan tu turno.
UN HOMBRE QUE DUERME – GEORGES PEREC

La indiferencia disuelve el lenguaje, enturbia los signos. Eres paciente y no esperas, eres libre y no eliges, estás disponible y nada te moviliza. No pides nada, no exiges nada, no te impones nada.
UN HOMBRE QUE DUERME – GEORGES PEREC

Desterrados, parias, excluidos, portadores de estrellas invisibles. Caminan rozando las paredes, cabizbajos, con los hombros caídos, las manos crispadas, pegándose a las piedras de las fachadas, con gestos exhaustos de derrota, de mordedores de polvo.
UN HOMBRE QUE DUERME – GEORGES PEREC

Te sientes poco hecho para vivir, para actuar, para hacer cosas; no quieres más que durar, no quieres más que la espera y el olvido.
UN HOMBRE QUE DUERME – GEORGES PEREC

Su vida era como una prolongada costumbre, como un aburrimiento casi sereno: una vida sin nada.
LAS COSAS – GEORGES PEREC

No querer nada más. Esperar, hasta que no haya nada más que esperar. Holgazanear, dormir.
UN HOMBRE QUE DUERME – GEORGES PEREC

EL BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)


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