PERSPECTIVAS PARA UNA RENDICIÓN ESTUDIADA



Éste es un mundo inhóspito, cada vez más. Solo con echar la vista atrás unos pocos años podemos darnos cuenta de los cambios. Nos dejamos la humanidad por el camino, arrancada a jirones que quedan colgando en el tiempo, como si hubiéramos atravesado un campo de zarzas. Lo peor es que la cotidianidad nos hace aceptar esos cambios y abandonos rápidamente, como si siempre hubiéramos actuado igual.
Valores importantes, como el compañerismo, la comprensión, la empatía del sufrimiento, la necesidad social de ayudar, se pierden con total normalidad, sustituidas por una individualidad estudiada y confusa, y una fe desmedida en las instituciones que dicen encargarse de todos los problemas. Parece que no comprendemos los peligros de ser tutelados en todos los aspectos.
Se nos extirpan sentimientos que son innatos al ser humano. Somos arrastrados al pensamiento único que nos dice que nosotros mismos somos incapaces de resolver cualquier problema, y que sin remedio volveremos la cara en busca de un teléfono donde una voz anónima diga: “no se preocupe, ya vamos para allá”
Es absolutamente necesario recuperar el control sobre emociones que no nos pueden ser extirpadas. La vida esta plagada de situaciones extremas, y tenemos que saber vivir con ellas y estar preparados siempre para ayudar. Eso nos hace humanos, y es una cualidad diferenciadora de nuestra especie, que algunos, en pos de intereses propios trata de arrebatarnos. Sueñan con generaciones venideras desvalidas y asustadas de sus semejantes, donde la desconfianza a los más cercanos sea una norma: Eso es control.
Nos dirigimos hacía una concepción del mundo disparatada, pero hacendosamente preparada para que seamos incapaces de actuar por nosotros mismos. De su mano, la presión social aumenta en contra de quien aun responde de forma lógica a sus instintos. Cohabitamos bajo un techo que busca como elemento catalizador el miedo y la debilidad que este provoca en sus miembros. De esa manera, el pensamiento se unifica bajo una pauta de supervivencia malsana, cuyo bastión generalizado pudiera ser una premisa del tipo: “podíamos estar peor”
Eso lleva indefectiblemente a sus miembros a aceptar un control sobre ellos absoluto, convirtiéndose estos individuos al mismo tiempo en cómplices y confidentes frente al descubrimiento de personas de carácter anómico o inconformistas ante dictados tan simples.
La invasión tecnológica es la vanguardia y la fuerza de sus armas, pues la tiranía de esos avances nos somete a un bombardeo ideológico constante. Plagados de titulares carentes de profundidad, bajo estrategias del tipo: “Cambiar rápido para que nada cambie” se perpetúa un sistema que acabará convirtiéndose en aniquilador de nuestra especie tal y como la conocimos.

La experiencia humana no es un regalo, es una conquista, amarga en muchos casos, pero tan necesaria como el aire que respiramos. Esta no se aprende ni se atesora en pantallas de ordenadores y televisores, sino ante uno mismo y sus semejantes y la vida y sus maravillosas o terribles consecuencias.
Olvidarnos de tan importante bagaje pone en peligro nuestra supervivencia, y dirige los pasos de la evolución hacía dos nuevas especies ya silueteadas y diferenciadas:
Los dominadores, y los dominados.

el reverendo Yorick.


No hay comentarios: