Dios es la única equivocación
que no puedo perdonar al hombre.
SADE
¿Por qué Dios? Puede que en la noche de los tiempos
-cuyo amanecer aún esperamos-, las personas de por allá cuando un rayo
estuviera a punto de freírlas, exclamarían: ¡Coño! -en la lengua vernácula,
claro-; cuando el arroyo crecido les impidiera llegar a sus cuevas: ¡Jolín!, y
si un bicho les sacaba un ojo durante la cacería: ¡Cabrón!. Siendo el léxico
tan reducido como el de nuestros jóvenes de ahora, algún espabilao se daría
cuenta que esas tres palabras eran asaz repetidas por el personal. Así, dedujo
que debían corresponderse con los nombres de ser@s superiores o divinidades de gran
poder. El avispado, que estuvo varios días de baja, observó que cuando las
nubes eran muy negras, pronto llegaría el rayo y la crecida del arroyo.
También, que si se acercaban mucho a las fieras, éstas les podían vaciar un
ojo. Cuando los otros volvieron de la cacería les dijo que se le había
aparecido el dios Cabrón y le dijo que por medio de él les avisaría de los
peligros. Claro, que para eso, él debía permanecer en la cueva atento a los
avisos de los dioses. Por ello, no participaría en la cacería pero sí en la
comida resultante. Así comenzaron a apartarle los mejores muslos de dinosaurio
al primer cura de la tierra.
Y, ¿cómo es Él? El que nos ha tocao en suerte es
VANIDOSO, MACHISTA, CAPRICHOSO, ESTÚPIDO, SOBERBIO, RENCOROSO, VENGATIVO...
Ved; ya viene el
día del Señor,
implacable,
con furia y cólera
encendida,
a convertir la
tierra en un desierto,
a exterminar a los
pecadores.
BIBLIA (ISAÍAS,
13, 9)
Para saber de su
catadura, un paseo por la Biblia -editada por su ministerio de Propaganda: La
Infecta Paloma-, donde el Padre se muestra en todo su esplendor. Más adelante llega el Hijo, que viene a ser, más o
menos, el policía bueno de nuestras comisarías. Éste, significa el cambio de look inevitable para poder seguir
vendiendo el producto al que hay que reconocer un éxito arrollador: 20 siglos.
Antes los dioses duraban menos. Con todo y eso, el Jesús no ha conseguido
blanquear la imagen de su Papá, al que acertadamente se le representa como un
hermano gemelo de Jesús Gil, con tricornio y más serio que Arzalluz. Dios no se
ríe nunca, ni bromea.
Un recorrido por
la historia antigua nos mostrará otros dioses más falibles, jocosos, bromistas
y tontos. Vamos, dioses más domésticos, creíbles, humanos... y, sobre todo,
variados y no sólo UNO y ÚNICO.
De rodillas. La sumisión a cualquier Dios se explica porque su aceptación
supone evitar la duda, abdicar de lo
fundamental en la persona: la conciencia de sí mismo; la duda, la sorpresa, la
curiosidad... la libertad. Sólo morimos cuando cesa la curiosidad. Pero, las
preguntas suelen tener respuestas, y
éstas, a veces, no son agradables.
Resolver las
preguntas más o menos fundamentales: ¿de
dónde? ¿qué? ¿a dónde? (*) con la existencia de un Dios, supone acabar de un
plumazo con el conflicto. Dios confiere tranquilidad.
Estado ha sabido
sacar provecho de los fantasmas y por eso casi siempre, se ha llevado bien con
los dioses y sus esbirros: Un cura me
ahorra cien gendarmes, decía Napoleón. El inevitable ascenso de la cultura
ha hecho retroceder al opio del pueblo -no lo suficiente, siguen ahí-, y por
eso el poder debe rodearse de nuevos demiurgos que hagan digerible la mentira y
la explotación. Los nuevos dioses laicos: Razón, Ciencia, Progreso, encarnan la
nueva Trinidad adobada con el siempre prometedor y siempre escamoteado Futuro.
Como la Iglesia, Estado vive del aplazamiento de su paraíso en la tierra.
Dioses, viejos o
nuevos, aliados con las tinieblas y los fantasmas que mueven a los espíritus alicortos a vivir de
rodillas. Dioses cuyos verbos se hacen carne... y sangre. La historia de las
religiones está bañada por ríos de sangre que siguen anegando la tierra. Los
jodidos dioses se empeñan en hacer desgraciados a los humanos y exhortan a sus
fieles extender la infelicidad y la
estupidez por el orbe.
¿Vivir sin Dios/es? Sí, pero supone trocar la promesa de
vida eterna por la azarosa VIDA ENTERA. Desde el escepticismo es posible vivir
aún a sabiendas de que no hay más cera que la que arde, y ésta escasea.
Sabiéndonos aquí, no queda más remedio, si no se decide partir hacia la noche
anticipada, que tomárselo con filosofía. Relajarnos y disfrutar, sin demasiadas
alharacas. Eso sí, con la risa que debe ser buena, cuando los dioses la
prohíben. El humor: reírnos de nosotros, "con los demás" y de los
Otros, de los que ponen puertas al campo y coladores al pensamiento libre. Con
"los demás" que son los que nos confieren dimensión humana cuando esa
solidaria risa hace que los ídolos rueden por el suelo, abatiendo todo lo que
nos impide ser plenamente.
Evitando que los
dioses sean incrustados en las mentes de nuestros hijos -como hicieron con nosotros- en las escuelas. Sin
cruces, sin velos que tapan la liberación de mujeres y hombres de la ominosa
esclavitud. No tolerando lo intolerable, sobre todo con quienes nunca lo han
sido. Haciendo retroceder hasta la intimidad de los necios lo que nunca debió
salir de sus cuatro paredes. Haciendo que los dioses y los vómitos de las
Iglesias y sus obispos no siga manchando a la humanidad y se pierdan -de una
vez por todas- en el olvido. Ya es tiempo de sacudirnos las rémoras que
llevamos adheridas siglos. Pero, ¡ojo! que eso supone ser libre y la libertas da miedo ¿verdad?
(*) -¿De dónde
venimos? Del ayuntamiento, más o menos gozoso de nuestros padres.
-¿Qué somos?
Solemos ser gilipollas que vamos en coche.
-¿A dónde
vamos? Dónde nos lleve el AVE, si para
en nuestro pueblo.
EL BOBO DE KORIA
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