RESCOLDOS O CONFESIÓN IN ARTICULO MORTIS DE BARTOLO




Sí, rescoldos, porque hace una semana mi médico de cabecera me dijo que no me quedan más de tres avances informativos. Rescoldos de vida, vamos. Como cualquiera pensará, me encuentro al borde de un abismo seguro, infranqueable, ineludible, fatídico.
Después del aturdimiento inicial, pensé que debía poner mi cacho de vida en orden para, en la otra vida, más luenga, conseguir que me sea menos aciaga que la ya padecida.
Así, apelé a mi psiquiatra, a mi psicólogo, a mi carnicero, al barrendero de mi plaza… Y, por fin, a mi confesor, don Damián tantos años olvidado. Que, por cierto, le tocaba el culito a las niñas en el confesionario de la parroquia gallega de Villalba, por lo que fue desterrado a Benetusser.
-Bartolo –me dijo, cuando me encontraba arrodillado en pleno acto de contrición-, debes de tornar al seno de la Iglesia. Ella te conferirá el pasaporte, la licencia, el visado para acceder a la vida eternamente dichosa con buen pie, digámoslo asín. Debes de reabrazar la religión de la que tanto tiempo te has olvidado.
-Pero, padre, por ser coloquial: para lo que me queda en el convento, prefiero abrazar a una religiosa y usted perdone. Quiero chuscar, como todo hijo de vecino. Vamos, que me gustaría en el ocaso de mis días, comerme tantos roscos como cuentan de usted, con perdón.
-No blasfemes Bart –obsérvese que aquí pronuncia mi nombre americano-españolizado Lo que se cuentan de mí son infundíos e infamias.
-Pos, padre, yo quiero infundíos de esos y no acabar mis días como el gilipollas de Onán, que se mataba a manolas, con perdón.
-¡Bartolo, has acabado con mi paciencia y con la de Dios. Sal de la iglesia y no vuelvas por aquí…!
-Pero, padre…
-¡Ni padre, ni hostias consagrás¡
No me quedó más alternativa que salir por piernas de la casa de Dios.
Asín es que ahora me encuentro a la deriva. Desarbolado y sin timón, en cueros, vamos. ¿A quién encomendarme. A qué estancia celestial clamar, demandando la ayuda tan necesaria para la salvación de mi alma?
Siendo asín, solo puedo lanzar un SOS a cualquiera religión, siempre que me garantice ante notario que en la eternidad, al menos, voy a tener aire acondicionado. Que es que, en agosto no hay quien viva en mi infernal casa.
Queda dicho. Daos prisa.

El Bobo de Koria

1 comentario:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.