Aquel rey

-Vosotros lo que queréis es enterrarme y plantarme un pino en la barriga.
Estas son palabras pronunciadas por el rey, hace unos días, ante unos periodistas que le preguntaban por su salud.
El monarca, abrumado tal vez por una presión mediática que espera ciertamente su fin, con idea de llenar páginas y páginas, e informativos, programas especiales, y en definitiva, horas y horas de televisión. Se rebotó, ante la persona que inocentemente le lanzó la pregunta.
La frase que llega hasta mí, a través de los medios, me provoca alguna reflexión, que expresaré directamente al interfecto:
En realidad, majestad, me importa un bledo su salud, esto, ante su sorpresa tiene una explicación; Que no es otra que la desafección profunda que profeso hacía su persona y hacía la institución a la que representa. Si por el contrario, me viera obligado a explicar las ideas que se me ocurren con respecto a su fin, tenga muy presente que estas estarían muy lejos a limitarme a esperar el fin natural de sus días, y al gesto inocente de plantar un pino sobre el finado, osea, sobre usted mismo.
Le explico:
Como usted comprenderá, mi vida, mi existencia entera, está muy lejos de rendirle ningún tipo de pleitesía, ni de respeto. Yo no soy más que otro esclavo más, otra oveja de este redil, condenada desde el día de mi nacimiento, a no salir jamás de la misma prisión que usted regenta. Pretender pues desde su parte, que le tenga algún cariño, comprenderá que sería tremendamente estúpido por mi parte, que significaría que yo, como persona, soy absolutamente inepta, y que reniego de mi capacidad de raciocinio, a la que en tan alta estima tengo.
Esperando la comprensión de este punto por su parte, apelo a su entendimiento para aceptar sin rencor que yo me sonría abiertamente, soñando con su fin, con el de su familia, y con el de su casta entera. Sin entrar en detalles, sobre los medios para conseguir ese fin que se me pudieran ocurrir, digamos...un día cualquiera.
Después de confesarme abiertamente con usted, espero comprenda, la próxima vez que se vea soliviantado de pensamiento, ante alguna pregunta, digamos incómoda, piense, antes de contestar, que diñarla de forma natural, es lo propio, y visto como está el patio, una suerte, porque, de haber tenido ocasión, tenga usted por seguro que me hubiera encargado gustoso del asunto por medios menos plácidos. Aun así, la única esperanza que me queda, como resentido, y desagradecido que soy, es, que la naturaleza le regale una agonía lenta en un entorno infecto y rodeado de esa escoria médica que le secunda sin duda. Emulando a su benefactor, aquel hombrecillo, defenestrado hasta el alma por tubos, y medicuchos, intentando hacer posible lo imposible, mientras otros a su sombra, se encargaban de atar los cabos bien atados.
Sin más, ya le digo, espero pacientemente que el tiempo, me regale una satisfacción esperada desde siempre, luego todo seguirá igual, pero...convendrá conmigo, que vivir estas cosas tiene su punto ¿No?

el reverendo Yorick.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Oyes no se quien eres, pero me ha sentado muy mal lo que has dicho de nuestro rey. A mi me cae muy bien. Mucho mejor que Zapatero y que el otro que se llamava Franco, que era amariconao y muy cabrón. También me gusta mas que Zapatero que ha llebado al pais a la ruina. Mi hijatiene 22 años y ella y su novio estan parados. Dime que van a hacer en su futuro.

Anónimo dijo...

No se metáis con el Rey, jolín.

Anónimo dijo...

EL OTRO DÍA ME ENTERÉ, LEYENDO UN LIBRO, DE QUE EL REY MATÓ A SU HERMANO DE UN TIRO -POR ACCIDENTE-. TODOS COINCIDEN EN QUE EL HERMANO ERA EL INTELIGENTE, AUNQUE PAREZCA MENTIRA EN ESA FAMILIA.

Anónimo dijo...

Si no me gustan los Reyes es porque de pequeñito siempre me echaba juguetes de TODO A PERRA GORDA. Es por eso que los odio. Dice me psiquiatra que es normal y me ha mandado TRANQUILÍN.