MUJERES DE
OJOS GRANDES
ÁNGELES
MASTRETTA
9 octubre de 1949. PUEBLA DE ZARAGOZA. México
Del circo cariñoso que el notario
montaba por lo menos tres veces a la semana, llegaron a la panza de la tía
Leonor primero una niña y luego dos niños. De modo tan extraño como sucede sólo
en las películas, el cuerpo de la tía Leonor se infló y desinfló las tres veces
sin perjuicio aparente.(…) El circo mejoró tanto que ella dejó de tolerarlo con
el rosario entre las manos y hasta llegó a agradecerlo, durmiéndose después con
una sonrisa que le duraba todo el día.
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Le habían hecho la búsqueda todas las
mujeres de la ciudad y las más afortunadas sólo obtuvieron el trofeo de una
nieve en los portales.
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Su marido resultó un hombre cuidadoso y
trabajador, que vivía riéndose con el modo de hablar español y las historias de
aparecidos de su mujer, con su ruborizarse cada vez que oía un “coño” y su
terror porque ahí todo el mundo se cagaba en Dios por cualquier motivo y juraba
por la hostia sin ningún miramiento.
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Cuando supo de aquel Dios y de los himnos que
otros le entonaban, la muchacha quiso convencer a la Tía Eloísa de cuán bella y
necesaria podía ser aquella fe.
-Ay, hija –le contestó mientras hablaba-, si
no he podido creer en la verdadera religión ¿cómo se te ocurre que voy a creer
en una falsa?
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Luego lo desvistió para contarle los
dedos de los pies y revisarle el ombligo, las rodillas, la pirinola, los ojos,
la nariz.
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Las mujeres, a coser y cantar, a guisar
y rezar, a dormir y a despertarse cuando era debido.
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EL BOBO DE KORIA
(RECOPILADOR)
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