ERA TARDE, MUY TARDE
JAMES KELMAN
9 junio de 1946. GLASGOW.
Inglaterra
Pero no eran turistas, no, esta vez
eran pasmas, los muy cabronazos, se les olía, aunque no llevaran uniforme. Se
les olía a kilómetros.
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Eh, vamos, no podéis pegarle a un
tipo hasta dejarlo ciego, éste es un país libre. ¡Eh!¿Hola? ¿Hola?, eh, ¿un
cigarrito? ¿a alguien le sobra un pitillo? ¿Eh?, ¿hola?, a la mierda.
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No tienes que pensar en eso. Está
bien cuando estás fuera, pero no cuando estás en el trullo. Puedes pensaren ellas
fuera, pero no dentro, no cuando estás dentro. Porque te vuelves loco.
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¡Disculpe!
Perdón.
Joder, tío, parecía que había puesto
la mano en la teta de una mujer. Me cago en Dios, iba a conseguir que lo
detuviesen.
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A la mierda el fútbol, cogió una
cinta, Algunas de esas voces, tío, te vuelven loco; hombres adultos, ya me
entiendes, desvariando por el fútbol.
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Y luego el silencio. Helen lo hacía
muy bien, eso del silencio; sí, era muy buena con el tratamiento del silencio.
Él quería creer que se había dormido. Pero sabía que no, por su respiración.
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Fue la primera vez que lo metieron
en el trullo. Me cago en dios, sólo tenía veinte años. No imaginabas lo que se
te venía encima. Puta mierda, tío, menuda pesadilla.
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Así era el Arcadas, el bareto del
barrio que estaba al dar la vuelta, en la misma manzana en la que vivía, el
local al que ni pudo llegar el sábado por la tarde, lo llamaban el Arcadas
porque era tan asqueroso que daba arcadas.
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EL BOBO DE
KORIA (RECOPILADOR)
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