"El País" o el arte de no decir diciendo

Decir las verdades a medias. Los sucesos de los barrios periféricos de París, son interpretados por el periódico de una forma manipulada para situarse en defensa de las instituciones que les interesa. Todo parecido con un periodismo veraz, comprometido y crítico, es pura coincidencia.
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Todo comenzó, cuando un coche de policía arrolló una motocicleta matando a sus dos ocupantes (En el citado diario la motocicleta impacto con el coche) A partir de ahí,y trás la versión oficial, que resta importancia a las dos muertes, y se cierra en banda alrededor de la policía, la calle, fue tomada por la gente que manifestaba su protesta. ¿A qué tiene miedo el País? Aquí debería pasar lo mismo, y no pasa.
Aquí dejamos el trabajo a los políticos y tecnócratas, y mientras nos dedicamos a claudicar y marcar diferencias entre nosotros. Mientras, bajan los salarios, suben los precios, hay precariedad laboral, racismo, exclusión social, envejecimiento masivo de la población, censura, terrorismo de Estado.
Visto todo esto, tendríamos motivos más que de sobra, para echarnos a la calle, a hacer rodar unas cuantas cabezas. ¡Pero tranquilos hombre! que no va a pasar nada, que aquí todo el mundo opina, y todo el mundo vuelve la cabeza, o se indigna, mientras unos chavales se manifiestan denunciando un despropósito. Con solo mirar alrededor, nos daríamos cuenta de que todo sigue igual que antes: Los que tienen y los que no. Dicen que la historia es cíclica, y de momento ganan los de siempre y sus mentiras perfumadas. Pero mientras siga habiendo personas que se levantan por la mañana, con la conciencia de estar en guerra. Sigue existiendo una posibilidad por remota que sea de cambiar las cosas.


El reverendo Yorick.


P.D. Ah! y ahora, a ir pensando en quien votamos ¿eh? Que el espectáculo debe continuar.

Buscando

Me daba a pensar que el mar me salvaría, que el hecho de no tener alas no me impediría volar, sin saber, que las caidas imaginarías, serían más dolorosas que las físicas.
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De quedarme parado tenía miedo, pero en el camino siempre llovieron piedras, aunque ninguna me quitara las ganas, a pesar de que el cansancio se hacía fuerte en según que días. Hablé frente al viento para ser oido y para ser replicado, pues mi ignorancia se baña en vanidad, y solo las voces que recibo me lo indican y me zarandean a ratitos.
Los años me doblegan la arrogancia y miro más lejos cada vez, arrimando el hombro frente a la carga de la desgracia para que nos sea más liviana a todos. El vocerío me hace mirar de hurtadillas en busca de un punto de fuga que me saque del cuadro y me calme el pensamiento y así atravesar la noche más oscura.
Sin ser padre, y siendo padrastro comparto las palabras anónimas que cláman razones que también me habitan y que antes no fueron oídas.
Se mueren los sabios y la estupidez clavó una hoja de acero en un corazón vírgen.
Cuanto tumulto apunta hoy el horizonte.Alguna vez soñé que todos nos quedamos mudos y aterrorizados por el silencio.
El desprecio nos habita, y convierte la calma en guerra en cualquier parte. Sin entender porqué el viento se molesta en arremolinar papeles por los rincones.
Mientras, encontré sonrisas en el centro del castigo y descubrí que el tiempo no es igual para todos, no todos lo cuentan con la misma ánsia. Y acabé como siempre, pensando y errando.


Yorick.

Simboloxía da memoria

O asasinato brutal ocorrido o domingo 11 de novembro por parte dun descerebrado sen nome, sobre o rapaz de dezaseis anos que ía mostrarse na rúa ante a inxustiza de que unha serie de xente irracional que non aprendeu, nin gañas que tén, do pasado se manifestase contra a inmigración nun barrio que nin tan siquera é o seu, pón dende o meu ponto de vista as miras da miña indignación sobre a clase política deste puto país.
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Unha clase política que leva case trinta e tres anos de retraso no que se refire a memoria histórica ou millor dito a xustiza histórica da que era indispensable aprender, rememorar, sanar feridas que non están sanas senón putrefactas de tanto agardar polo feito lóxico que tería que ter acontecido xa hai, repito, trinta e tres anos.

Aquí non houbo transición de nada e o máis sangrante é que nola teñen vendido e nola venden dunha maneira vergoñenta e noxenta. Aquí non houbo reparación ningunha, despois de corenta anos de amargor e desgraza. Aquí o único que houbo foi tapar e retapar merda e máis merda dentro de armarios, mesas, mesillas, alfombras e demáis menaxe e moblería das repúblicas independentes das casas de moita xente que podreceu de veleno e infección. Aquí o que houbo foi manter os privilexios dunha morea de familias e xentuza que non só estivo implicada na morte, destrucción e guerra incivil e ditadura posterior senón que se riron ata morrer na nosa sacro-santa democracia. Aquí moitas desas familias campan aínda ao seu ar inculcando e dando herdanza aquela toda infamia que se reproduce agora en cabezas rapadas de retrasados e anormais, bestas e demáis familia ben que teñen o morro de decir que lles van quitar o posto de traballo os inmigrantes. Esa lacra que se non fora por ela, non estaría ergueito todo o parque inmobiliario destos ultimos anos neste, repito, puto país. Non habería quen coidara dos poucos nenos que nacen neste, repito, puto país. Non habería quen satisfacera sexualmente a todos os puteros, deste, repito, puto país. Non sería posible a economía nin a seguridade social deste, repito, puto país. Etcétera, etcétera.
Como se atreven os señores políticos a divagar e facer campañas políticas coa memoria de millóns de persoas, como se atreven a manter vergoñas como o val dos caídos por dios y por la patria deste puto país, para que vaian nostálxicos, e fillos de nostálxicos e netos de nostálxicos deste puto país?. Como se atreven a non facer, despois de trinta e tres anos un recoñecemento público, unha grande catarse que semente tempestades para limpar un pouco a dignidade de moita xente emponzoñada (a que vive) que tivo e ten que soportar barro e fariña. Como se atreven outros a decir que as cousas mellor deixalas, que non convén abrir vellas feridas. QUE FERIDAS?? AS DE MOITA XENTE CONTINÚAN ABERTAS HAI MOITOS ANOS. E o que conviría sería pechalas dunha vez. Mais non, houbo que agardar trinta e tres anos para uns xestos ambígüos, recelosos, patrañentos dos que, como digo, aínda se queixan os nostálxicos da nosa democracia demócrata. Houbo que agardar e ademáis resoplar e erguer bandeiras e sementar tempestades que agoara se manifestan en miles e miles de descerebrados que andan por aí acoitelando á xente en nome da patria, en nome do, repito, puto país. Curiosamente, algúns, como noutrora, pertencentes ao noso glorioso exército do noso, repito, puto país. E despois de trinta e tres anos que pasen cousas similares, considero que xa comeza a atufar demasiado, xa é algo que demostra, efectivamenete que a transición cacareada e cacareante non debeu ser tan boa nin exemplo de nada.
E cando a moita xente se lle pregunta agora sobre a retirada deses símbolos franquistas e fascistas e dín que forman parte da historia e que non ocorre nada con eles que pensen que moitos rapaces que naceron na nosa sacrosanta democracia xa lle volven dar uso e volven facer historia apaleando e asasinando. Xa os poden retirar das rúas, agora volven estar en camisolas e camisas novas. Cara ao sol ata quedarse cegos…

Grande simboloxía un coitelo espetado no corazón dun neno de dezaseis anos…

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La generación de la bruja Avería

Reproducimos un artículo de Santiago Alba Rico (guionista de la bola de cristal) y otro de Carlos Fabretti (creador y guionista de mismo) en respuesta a un texto de Leire Pajín Iraola en el periódico "Público" titulado "la generación de la bola de cristal" en el que "...la autora identifica a los seguidores de dicho programa con las huestes de Felipe González."(Carlos Fabretti).
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Me parece coherente que el PSOE y el PP se disputen la bandera española y la defensa de la monarquía y que se entreguen al potlach electoralista de rivalizar sobre quién de los dos debilita más la democracia en favor de la unidad de España. Pero por eso mismo me extraña verme en la tesitura de tener que disputar a un miembro relevante de la ejecutiva del PSOE el patrimonio político y moral del mítico programa de TVE “La Bola de Cristal”, del que fui guionista entre 1984 y 1988. El disgusto que me ha producido la lectura del artículo de Leire Pajín Iraola (Público, 30 de octubre) sólo puede compararse al que ella sentiría si, despabilada la memoria, fuese capaz de recordar el legado del que con tanta ligereza se reclama heredera: por debajo de la música de Alaska y Radio Futura, escucharía cosas que le pondrían los “baudios” de punta y le harían “rebobinarse” de terror, por evocar precisamente el lenguaje de los Electroduendes. Aunque tanto la directora del programa (Lolo Rico) como sus otros guionistas (Carlo Frabetti, Carlos Fernández Liria e Isabel Alba) comparten sin duda mi desazón por el malentendido de Leire Pajín, me ceñiré a la voz de la bruja Avería y sus compinches eléctricos, porque es la mía y porque está recogida y puede ser consultada en dos volúmenes de título muy significativo, “¡Viva el mal! ¡Viva el capital!” y “¡Viva la CIA! ¡Viva la economía!”, a los que la dirigente socialista puede acudir para comprobar que no me inspiraba precisamente en el programa de su partido.

En La Bola de Cristal -recordaré a Leire Pajín- se hacían campañas a favor de la lectura y de la amistad, pero por eso mismo también contra los bancos, cuya potencia destructiva se encarnaba en la famosa Caja de Ahogos y Tensiones: “antes se nos llamaba usureros y ahora banqueros, pero seguimos quedándonos con su dinero”. La Bola de Cristal invitaba a la solidaridad y a la rebeldía, pero por eso mismo enderezaba su humor brechtiano contra la alienación laboral y la codicia empresarial, representada esta última en un personaje de la serie, Amperio Felón, cuya “electrocutante” biografía ilustraba de manera pedagógica y divertida el proceso de “acumulación originaria” descrito por Marx en El Capital (“la empresa que da plusvalor no es facha ni roja ni tiene color”, cantaba en algún momento un coro de proletarios enajenados). La Bola de Cristal clamaba por un mundo nuevo tras 40 años de franquismo, pero por eso mismo no dejó nunca de satirizar las políticas del PSOE. La jocunda bruja Avería, cruce fantástico de Santiago Carrillo y José María Cuevas, “fundió” y “gripó” con su rayo a toda clase de inocentes bajo las figuras más variadas (militar, mafiosa, funcionaria, reina, incluso Dios), pero fue la mayor parte del tiempo la presidenta de la República Electrovoltaica de Tetrodia, de cuyo gobierno formaban parte Narciso Radar, ministro de Misiles y Humanismo, e Invatios Barriobaudios, ministro de Expiación y Vergüenza Ajena. Todos recordarán el pseudónimo que usaban Radar y Barriobaudios cuando formaban parte de la realidad y del gobierno de Felipe González.

Puede decirse quizás que La Bola de Cristal era incompatible con la componenda, el equilibrismo, el eufemismo, la corrección política y la ambigüedad, pero por eso mismo nadie podrá decir que era compatible con el PSOE. Puede incluso decirse que era un panfleto y que adoctrinaba en el odio de clases, pero por eso mismo nadie podrá decir que era el camino más rápido y seguro hacia las Juventudes Socialistas. Casi todo en el mitificado y olvidado programa de TV estaba orientado a denunciar a ese PSOE que había recibido y malversado el mayor capital político de izquierdas de la postguerra europea; el PSOE monárquico que seguía acariciando a la Iglesia; el PSOE de la OTAN que mantuvo las bases estadounidenses; el PSOE de la reconversión industrial y la reforma laboral; el PSOE que estableció relaciones con Israel y traicionó al pueblo saharaui; el PSOE de la escuela concertada y la desmovilización juvenil; el PSOE de las privatizaciones y la corrupción; el PSOE que destruyó la televisión pública; el PSOE de la Ley de Extranjería y la rendición sindical; el PSOE que dejó expedito el camino a la derecha más radical, ultramontana y reaccionaria desde la guerra civil. El PSOE, en fin, que promovió y aplaudió la guerra sucia y el terrorismo de Estado. Dos de los guionistas de La Bola de Cristal, recordaré también, nos sumamos en mayo de 1988, junto a otros 102 ciudadanos decentes, a la acción popular contra el GAL que permitió procesar y condenar a José Barrionuevo y Rafael Vera, altísimos funcionarios del gobierno de Felipe González, el cual -se entenderá- tiene tanto que ver con La Bola de Cristal como la casa Coca-Cola con el precepto evangélico de dar de beber al sediento.

Se dirá que sólo bajo el gobierno del PSOE fue posible hacer un programa así, pero digo también que sólo bajo el gobierno del PSOE se suspendió su emisión. No por casualidad fue en 1988, el mismo año de la Ley de Televisión Privada. El hecho de que se haya idealizado un espacio televisivo imaginativo y valiente, pero en cualquier caso bastante chapucero, demuestra básicamente que lo que vino después fue mucho peor. El que debía ser el primer programa de una nueva estirpe se convirtió en su último descendiente y esto también es responsabilidad del PSOE, que obró el milagro de llevarnos aceleradamente a los españoles, sin etapas intermedias, de un Renacimiento malogrado a una Edad Media de colores.

Pero hay, sí, una generación de La Bola de Cristal como hay una generación del GAL y una generación de las Azores. Sus miembros están tan lejos del PP como del PSOE y me siento muy orgulloso de reconocer en su voz la de esos mismos Electroduendes que me hablaron a mí tantos años antes: son locos solidarios con Palestina y Venezuela, chiflados activistas antiglobalización, extremistas militantes ecologistas, zarrapastrosos okupas, agresivos pacifistas, infantiles anti-imperialistas, lunáticos marxistas. Sinceramente, no creo que Leire Pajín, gran defensora de la “modernidad” de España, se sintiera cómoda en su compañía.

Santiago Alba Rico.
Fuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/tag/psoe/





LA DEGENERACION DE "LA BOLA DE CRISTAL"


Como creador y guionista del programa La bola de cristal, quiero expresar la profunda indignación que he sentido ante el artículo de Leire Pajín titulado La generación de “La bola de cristal” (Público, 30 10 07), en el que la autora identifica a los seguidores de dicho programa con las huestes de Felipe González.

Además de indignación, sentiría auténtica zozobra si pensara que, efectivamente, La bola de cristal pudiera haber contribuido a gestar una generación de seudodemócratas dispuestos a justificar la corrupción y el terrorismo de Estado en nombre del orden y el “progreso”. Pero afortunadamente no es así: en los últimos años he tenido la enorme satisfacción de conocer a muchos jóvenes que se declaran herederos de La bola de cristal, y es la primera vez que me encuentro con una “hija” que lo único que parece haber aprendido del programa es el grito de guerra de la bruja Avería: “¡Viva el capital!”.


Carlo Frabetti
Rebelión

Coro de proletarios enajenados

Sacar las cosas de quicio

Leo en un folleto editado por la “obra social la caixa” un ensayo sobre la violencia de genero escrito por Inés Alberdi, catedrática de sociología en la universidad complutense de Madrid.
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La autora hace un recorrido cuasi-histórico por la sociedad patriarcal en la que vivimos, y en la que se encuentra la semilla de la violencia contra la mujer. Aunque en diversas ocasiones a lo largo del texto, la profesora estira tanto la pirueta lingüística en busca de lo que le interesa, que rebasa los límites de lo cabal, por ejemplo, en el apartado titulado – la violación como arma de guerra- expone la situación de las mujeres en los conflictos bélicos, desde que fuera utilizada como botín de guerra, hasta el echo de ser utilizadas para ofender a los vencidos, hasta aquí, todo bien, lo descabellado viene a continuación: “ Existen limitaciones acordadas internacionalmente acerca de los conflictos bélicos y la mayoría de los países que se consideran civilizados reconocen que deben respetarse esos acuerdos…” O sea, según la profesora, existen maneras civilizadas de hacer la guerra, dando por hecho, que las mismas forman parte de las relaciones internacionales, y que mientras no se viole a las mujeres, no hay motivo ninguno para alarmarse. En ese supuesto de países civilizados, a los que no cita, y que hacen la guerra democráticamente, me atrevería a incluir, a riesgo de no equivocarme a los EE.UU. y a Gran Bretaña, que son muy civilizados, y muy propensos a utilizar la guerra, como medida disuasoria contra sus vecinos del mundo.
Bien, pues sin necesidad de irme muy lejos en el tiempo, recordaría a la doctora, una visita a las hemerotecas, para consultar las noticias llegadas de la última guerra civilizada de Irak, y concretamente, a los videos aparecidos sobre las vejaciones sufridas por prisioneros de guerra irakies, de manos de sus civilizados guardianes, esos, que “respetan las limitaciones acordadas internacionalmente acerca de los conflictos bélicos”
Por si no le bastase con eso para reflexionar, le recomiendo la lectura de
–El libro de Manuel- de Julio Cortazar, al final del mismo, se aporta un documento basado en la confesión de soldados americanos sobre las técnicas de tortura y violación en los que eran adiestrados por la CIA para luego poner en práctica en Vietnam.

Señora doctora, en mi opinión ninguna guerra, debería ser aceptada, y menos por alguien que dice defender con su escrito los derechos humanos, y no solo de las mujeres. Intentar hacer un ensayo de buen rollito que como siempre acaba enfocado a la defensa de una determinada forma de funcionamiento social, que en ningún momento cuestiona su razón de ser discriminatoria y que convierte su supuesta lucha por la igualdad en un quiero y no puedo. Todo a medias.
Solo a partir de la libertad individual y el respeto a nuestros congéneres, llegaremos a una libertad de género, el humano, que nos lleve a una convivencia y relación libre entre mujeres y hombres. Ser sociólogo, filósofo, historiador, o lo que sea, y estar al servicio del Estado, es lo que tiene, que tus discursos acaban patinando. Andar pidiendo igualdad, es tan simpático como los sindicatos con las 35 horas laborales, llevan años así y así seguirán. La igualdad de géneros es una falacia, pues la verdadera reivindicación es la Libertad.

En otro apartado del texto, la autora cita un párrafo de un célebre escritor actual que fue publicado en un periódico de gran tirada, el párrafo en sí, es de mal gusto y ciertamente ofensivo, como bien dice la doctora, que curiosamente se olvida de nombrar al autor del mismo, aunque no tiene pelos en la lengua, en cebarse con Aristófanes, que vivió hace 2.400 años, lo mismo ocurre con Cervantes, a quién alaba por un lado y critica duramente por otro, olvidando en ambos casos, situarse antropológicamente hablando, en la época de los dos, en el caso del primero, la griega, mucho más permisiva que la romana, por ejemplo, de la que no dice ni “mu” y de la que parten las bases de la sociedad moderna, incluido el poder del cabeza de familia. Ni en el caso de Cervantes, que como todo el mundo sabe, estuvo en el punto de mira de la iglesia y su brazo ejecutor la inquisición, a la que combatió con inteligencia a través de sus escritos.

En definitiva, texto que parece decir mucho, y dice poco, por sospechosa omisión, pues olvida nombrar, a los actuales gobiernos de este país, y su poca involucración en su abanderada igualdad de géneros. Lo mismo que se puede leer en cualquier texto universitario, periódico o medio de comunicación. Literatura aséptica y políticamente correcta. Lástima de papel.

Yorick.