NOTAS SOBRE
EL NACIONALISMO (Edit. 1945)
GEORGE ORWELL
25 junio de 1903. MOTIHARI. India
21 enero de 1950. LONDRES. Inglaterra
Cuando digo “nacionalismo” me refiero antes que nada al
hábito de pensar que los seres humanos pueden clasificarse como si fueran
insectos y que masas enteras integradas por millones o decenas de millones de
personas pueden confiadamente etiquetarse como “buenas” o “malas”. Pero, en
segundo lugar –y esto es mucho más importante-, me refiero al hábito de
identificarse con una única nación o entidad, situando a esta por encima del
bien y del mal y negando que exista cualquier otro deber que no sea favorecer
sus intereses…
Por “patriotismo” entiendo la devoción a un lugar
determinado y a una determinada forma de vida que uno considera los mejores del
mundo, pero que tiene deseos de imponer a otra gente. El patriotismo es
defensivo por naturaleza, tanto militar como culturalmente. El nacionalismo, en
cambio, es inseparable del deseo de poder… El nacionalismo es sed de poder
mitigada con autoengaño…
Sería difícil para un nacionalista indio disfrutar de la
lectura de Kipling o para un conservador reconocer mérito alguno en Mayakovski,
y existe siempre la tentación de afirmar qye cualquier libro de cuya tendencia
uno discrepa es también malo desde el punto de vista literario…
Se mostrará sumamente sensible ante detalles como la
correcta disposición de las banderas, el tamaño relativo de los encabezados y
el orden en que se nombra a los distintos países…
Cuando uno observa la servil, la jactanciosa basura que
gente a todas luces inteligente escribe sobre Stalin, el Ejército Rojo,
etcétera, uno se da cuenta de que algo así solo es posible mediante una suerte de
dislocación…
Las acciones se consideran buenas o malas no por sus
méritos, sino según quién las lleve a cabo…
Durante casi seis años, los admiradores ingleses de Hitler
se las ingeniaron para no darse por enterados dela existencia de Dachau y
Buchenwald…
Todo nacionalista acaricia la idea de que el pasado puede
alterarse. Pasa la mayor parte del tiempo en un mundo fantástico en el que las
cosas suceden como deberían suceder –en el que, por ejemplo, la Armada
Invencible triunfó o la Revolución rusa fue aplastada en 1918- y cuando es
posible, no duda en transferir fragmentos de su mundo a los libros de historia…
Acontecimientos que se cree que no debieron haber tenido lugar no se mencionan,
y más tarde se niegan…
En cuanto pinchamos el nervio del nacionalismo, la razón
puede desvanecerse y el pasado alterarse, y pueden negarse hachos sobre los que
no cabe la menor duda…Si uno esconde en algún lugar de la mente una lealtad o
un odio nacionalistas, ciertos hechos son inadmisibles, aunque se sepa que son
ciertos…
No hay ningún delito, absolutamente ninguno, que no pueda
ser justificado cuando lo comete “nuestro” bando.
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EL BOBO DE KORIA
(RECOPILADOR)