TECNOTOTALITARISMO


En realidad, el denominado tecnototalitarismo responde a la construcción ideológica y al proyecto financiero, empresarial y comercialmente diseñado por las grandes corporaciones tecnológicas globales, que ha permitido, por ejemplo, la racionalización a escala global de las crecientes desigualdades socioeconómicas, de etnia o de género como hechos inevitables.

Estamos ante una nueva ficción universal y universalizable, que intenta imponer una ideología pantecnológica impulsada por las grandes empresas tecnológicas, al servicio de intereses privados sin límites ni controles, y que sitúa a las sociedades del siglo XXI en un déficit democrático difícil de superar.  Este triunfo de la razón tecnológica implica una inversión ideológica que nos lleva a creer que vivimos en un tecnototalitarismo, contra cuya fuerza compulsiva no podemos hacer nada, aunque se vean afectados nuestros derechos fundamentales, libertades públicas y privacidad individual, y aunque pongamos en riesgo las estructuras democráticas liberales de las sociedades del siglo XXI.

Del artículo LA AMENAZA TECNOTOTALITARIA de MARÍA JOSÉ FARIÑAS DULCE – (PÚBLICO 23-05-2020)

 

Lo que va camino de no tener arreglo es la decencia, una pequeña pieza de la maquinaria que nos hace mejores como personas y como sociedad, un extra que algunos ni siquiera echan en falta y cuyo hueco aprovechan para acumular allí la basura que no les cabe bajo las alfombras. La decencia en política es un estorbo, sobre todo en crisis como la que vivimos, porque activa la dignidad, el respeto al otro y la propia conciencia, porque provoca un cuestionamiento constante de actos y declaraciones y porque hace imposible que todo valga sin hacer frente a absurdos remordimientos. En definitiva, es un apéndice molesto y extirpable.

De un artículo de JUAN CARLOS ESCUDIER – (PÚBLICO 2-06-2020)

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EL BOBO KORIA (RECOPILADOR)

 

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