¡Guerra! ¡Guerra! ¡Guerra!


 ¡Guerra! ¡Guerra! ¡Guerra! La historia contemplará atónita el enconamiento de los hombres por destruirse, por imponer las cosas por la fuerza caiga quién caiga. De nuevo las bombas vuelan, caen, explotan, y destrozan. No importa el motivo, ya sea religioso, económico, estratégico, o que se yo. La cuestión es matar, someter, expoliar… ¿A quién va a importarle todas las personas que morirán? Los líderes en conflicto ni siquiera se molestarán en disculparse. Coyunturas. Eso son para ellos, veremos refugiados, muertos, tullidos, huérfanos, enfermos, desquiciados. Todo en nombre de la ambición estúpida de los demonios que nos gobiernan, sí esos mismos a los que los pueblos eligen, o se creen elegir. Y este hecho nos convierte en cómplices, pues la decisión es nuestra. Entonces cuando vean niños rotos, llorando en televisión, mutilados, muertos, piensen en la responsabilidad de cada uno. Buscar una excusa es fácil, pero no olviden que ese lugar al que están bombardeando, esta más cerca de lo que creen, casi al lado diría yo.

Están modificando el mundo delante de nuestras narices, ahora contemplaremos subidas desorbitadas de precios que se justificarán con la guerra, nosotros también seremos víctimas de manera encubierta, pues todos estamos en este tablero de ajedrez. Todo esto a muchos les importará un bledo, se encogerán de hombros y achacarán el asuntos a cuatro colgados de cuatro países igual de colgados. 

La indiferencia también mata, no lo olviden.


Yorick.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Malditos Estados. Si solo murieran los milicos, los presidentes y los magnates.....Pero,por desgracia, siempre pagan -pagamos- los mismos. Los que consentimos que esos cerdos estén ahí.