EL VICIO DEL CAPITALISMO
EXTRAÍDO DEL ARTÍCULO “EL
VICIO DEL CAPITALISMO” de BRANCO MILANOVIC. En CTXT, 9 OCTUBRE 2019
El sistema
económico necesita avaricia para poder expandirse. Y nosotros la hemos aceptado
por completo. Llevar a cabo un cambio de valores parece, en este momento, una
tarea imposible (…)
Uno no puede
aceptar abiertamente que por una suma de dinero ha vendido su derecho a la
libertad de expresión o su capacidad para discrepar con su jefe, y por eso
surge la necesidad de encubrir ese hecho con mentiras o tergiversaciones de la
realidad. (…)
El sistema
capitalista no puede cambiarse
El dominio
del capitalismo hipercomercial se consolidó gracias a nuestro deseo de seguir
mejorando permanentemente nuestra condición material, de seguir enriqueciéndonos,
un deseo que el capitalismo satisface mejor que nadie. Esto ha conducido a la
creación de un sistema de valores que sitúa el éxito monetario en lo más alto.
En muchos sentidos es una evolución deseable porque “creer” solo en el dinero
elimina otros indicadores jerárquicos tradicionales y discriminatorios.
Para que el
capitalismo exista, necesita crecer y expandirse siempre hacia nuevas zonas y
nuevos productos. Pero el capitalismo no existe fuera de nosotros, como un
sistema externo. Son los individuos, es decir, nosotros, los que, en nuestro
día a día, creamos el capitalismo y le proporcionamos nuevos campos de acción
(tanto que hemos transformado nuestros hogares en capital y nuestro tiempo
libre en un recurso). Esta mercantilización extraordinaria de casi todas las
actividades, incluidas las que solían ser privadas, fue posible a causa de
nuestra internalización de un sistema de valores que sitúa en la cima la
obtención de dinero. Si este no fuera el caso, no habríamos convertido en
mercancía prácticamente todo lo que puede (por el momento) ser mercantilizado.
El
capitalismo, para poder expandirse, necesita avaricia. Y nosotros hemos
aceptado la avaricia por completo. El sistema económico y el sistema de valores
son interdependientes y se refuerzan entre sí. Nuestro sistema de valores
permite que funcione y se expanda el capitalismo hipercomercializado. De eso se
deduce que no existe un cambio imaginable del sistema económico sin que cambie
también el sistema de valores que lo sustenta, que este sistema fomenta y con
el que, en nuestras actividades cotidianas, estamos perfectamente cómodos. Pero
llevar a cabo semejante cambio de valores parece, en este momento, una tarea
imposible. Se ha intentado antes y terminó con el fracaso más ignominioso. Por
lo tanto, estamos encerrados en el capitalismo. Y con nuestras actividades, un
día sí y otro también, lo apoyamos y lo fortalecemos.
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EL BOBO DE
KORIA (RECOPILADOR)
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