Desde la desratificación fallida del 15-M
hasta hoy, la expectativa de la izquierda española ha ido rebajando sus
pretensiones. Hasta conformarse con que el señorito le ponga palo a la fregona.
Supongo que así funciona la Historia, y no es de revolucionarios quejarse.
La
izquierda española sabe asustarse muy civilizadamente, con gran fineza, y
prudencia que yo hasta calificaría de cobardía. En la Transición fue el ruido
de sables, y ahora el ascenso de Vox. Ante esos temores, reales o ficticios,
pero muy mediáticos, solemos traducir nuestros juveniles asaltos a los cielos
en pactos de mínimos algo etéreos, también algo limosneros, y con limosnas no
se invierte el rumbo de la historia. Pero ya digo que hay que ir despacio.
De un artículo de DAVID
TORRES – DIARIO PÚBLICO 1-1-2020
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Hay un montón de frases geniales que
advierten sobre los peligros del patriotismo, aunque tampoco existe el menor
peligro de que los patriotas profesionales las lean. Por ejemplo, Oscar Wilde
escribió que el patriotismo es la virtud de los depravados, un oxímoron tan
perfecto que apenas cabría añadir algo más. Sin embargo, Thomas Jefferson,
tercer presidente de los Estados Unidos y un patriota en toda regla (de los de
verdad, no de los llevar una banderita en la pulsera) dijo que el árbol de la
libertad debe ser regado de vez en cuando con la sangre de tiranos y patriotas,
su fertilizante natural. También dijo que los bancos son más peligrosos que los
ejércitos y que el sistema financiero, basado en el mecanismo de la usura, no
era más que una estafa futura a gran escala, pero de eso ya hablaremos en el
otro momento. Otro ilustre estadounidense, el general George S. Patton,
advirtió que ningún patriota había ganado una batalla muriendo por su país sino
haciendo que otros patriotas murieran por el suyo. Por último, George Bernard
Shaw dijo que el patriotismo, fundamentalmente, consiste en la férrea
convicción de que tu país es el mejor del mundo sólo porque tú naciste en él.
Aunque
la ristra de frases podría ser estrictamente inacabable, citaremos de colofón
la brillante sentencia del doctor Samuel Johnson, quien aseguraba que el
patriotismo es el último refugio de los canallas. Sin temor a contradecirlo,
podríamos añadir que también simboliza la primera barricada de los idiotas, el
lugar desde el cual atrincherarse y soltar necedades del rango de “aquí se vive
mejor que en cualquier otro sitio”, un refrán típico de la gente que nunca ha
ido a ninguna parte, o “como la comida española no hay ninguna”, dicho por
comensales que no han probado nada más allá del gazpacho, la paella y la
tortilla de patatas.
De un artículo de DAVID
TORRES – DIARIO PÚBLICO 31-12-2019
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EL BOBO DE
KORIA (RECOPILADOR)
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