EL PIRATA
GARRAPATA
JUAN MUÑOZ
MARTÍN
13 mayo de 1929. MADRID
-¡Toma, por tramposo¡
El jugador sacó una navaja. Garrapata empuñó
la pistola, le sacó brillo con el pañuelo, y de un pistoletazo lo dejó tieso en
el suelo.
-Me han matado –dijo el hombre y estiró
la pata.
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-Hola Carafoca.
-Buenas noches. ¿Qué tal he hecho el
muerto hoy en la taberna?
-Muy bien, pero te has caído antes de
que sonara el tiro.
-Es verdad…
-Oye. ¿Cuántas veces te he matado ya?
-Cuatrocientas. Y cada vez me muero
mejor.
-Sí, pero ¿sabes que estoy metido en un lío? –dijo
Garrapata.
-No. ¿Qué lío?
-Pues que como todo el mundo cree que
soy un criminal, el jefe de policía quiere convertirme en un pirata.
-¡Qué emocionante!
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-El que quiera seguirme, que se marche.
Los marineros dieron media vuelta y se
dirigieron en tropel a las escaleras. Carafoca sacó la pistola y gritó:
-¡Cada uno a su puesto, o lo dejo
frito!
Garrapata, con lágrimas en los ojos,
dio las gracias a todos por quedarse voluntariamente.
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Garrapata mandó poner la bandera negra y
cantar un himno que había compuesto con Carafoca:
Somos terribles piratas,
cruzamos el mar salado.
Siempre comemos patatas
y los jueves “bacalado”.
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-¡El huracán! ¡Que viene el huracán!
Gritó el del anteojo.
-¡A buenas horas, mangas verdes! –gritó
Carafoca.
Un golpe terrible hizo un siete en los
juanetes.
-¡Mi sombrero! –gritó miss Floripondia.
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-¡Tiela, tiela! –gritó el chino,
abrazándose a Tocinete.
Comadreja, el taimado Comadreja, dio un
apretón de manos al capitán, y con lágrimas en los ojos, gritó:
-¡Al fin comeremos!
Luego abrazó a la vaca y le dio un beso
en los morros.
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A todo esto, Garrapata deseaba salir
del mar de los Sargazos, pero las algas y los arbustos flotantes atenazaban al
Salmonete.
-No saldréis –aullaba el moro-.
Moriréis conmigo.
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Un temblor horrible sacudió el barco de
arriba abajo y un rayo hizo astillas el palo mayor. Las nubes se hartaron y
empezó a llover a cántaros. Los cántaros caían sobre la cubierta con un ruido
ensordecedor. A Carafoca le cayó uno y le dejó sin sentido.
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Pasaron los frailes y el carcelero
cerró la puerta.
-Ave María Purísima –dijeron los
frailes.
-Sin pecado concebida –respondieron los
piratas, dando un estacazo a los frailes.
-¡Pronto, pongámonos sus trajes! –dijo Garrapata.
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-¡Escuadra a la vista! .gritó
Calabacín.
Garrapata miró por su anteojo y se
quedó blanco.
-Es el almirante Nelson con dos barcos
más.
-¡Huyamos! –gritaron los marineros.
-Si nos coge, nos ahorca –dijo
Carafoca.
--
El almirante Nelson mandó llamar a los
piratas a su barco.
-Limpiaros los zapatos –ordenó
Garrapata, nervioso.
-No tenemos zapatos.
-Lavaros las manos.
-No tenemos jabón.
-Peinaros esos pelajos.
-¿Para qué? Nos van a cortar la cabeza.
--
EL
BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)
1 comentario:
El arte de algunos autores es hacer creer a muchos q sus libros son para los niños. Bajo esta etiqueta se mueven perfectamente ofreciendo a los inteligentes infantes enjundia de la buena en esos microcosmos tan parecidos a la realidad.
Chapeau!
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