EL
DESBARRANCADERO
FERNANDO
VALLEJO
24 octubre de 1942. MEDELLÍN. Colombia
Y a mi impotencia
ante el horror de adentro se sumaba mi impotencia ante el horror de afuera el
mundo en manos de estas vaginas delincuentes, empeñadas en parir y parir y
parir perturbando la paz de la materia y llenándonos de hijos el zaguán, el
vestíbulo, los cuartos, la sala, la cocina, el comedor, los patios, por
millones, por billones, por trillones. ¡Ay, que dizque si no los tienen no se
realizan como mujeres! Empanzurradas de animalidad bruta, de lascivia ciega, se
van inflando durante nueve meses como globos deformes que no logran despegar y
alzar el vuelo. Y así, retenidas por la fuerza de la gravedad, preñadas,
grávidas, salen a la calle y a la plena luz del sol a caminar como barriles con
dos patas. Canta un mirlo, vuela un sinsonte, zumba un moscardón. Ésa dizque es
la vida, la felicidad, la dicha, que un pájaro se come a un gusano. Entonces,
como si el crimen máximo fuera la máxima virtud, mirando en el vacío con una sonrisita
enigmática ponen las condenadas cara de Gioconda. ¡Vacas cínicas, vacas
puercas, vacas locas! ¡Barrigonas! ¡Degeneradas! ¡Cabronas! Saco un revólver de la cabeza y a tiros les
desinflo la panza.
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EL BOBO DE KORIA
(RECOPILADOR)
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