EL
ASESINATO DE MARGARET TATCHER
HILARY
MANTEL
6 julio de 1952. GLOSSOP. Inglaterra
En el más cálido de los veranos (y
aquel lo era)Mary tenía mocos y frotaba meditativamente la punta de su
respingona nariz con el dorso de la mano, e inspeccionaba el brillante rastro
caracolero que en él quedaba.
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No llames feliz a ningún hombre hasta
que haya descendido en paz a la tumba.
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A principios de verano comenzó a decir
que los hombres no merecen la pena:
-Es mejor la televisión; no es tan
repetitiva. O me acurruco con una miniserie.
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Pero el hombre se volvió y su cara
estaba empapada de estupidez, y era alguien distinto, y menos de lo que yo
necesitaba que fuese.
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Aquellos zoquetes malcriados, que
rezumaban resentimiento, se sentaban en la cocina a fumar, tiraban la ceniza
directamente al suelo y se reían; le daban puntapiés y fingían que había sido
sinquerer cuando ella rodeaba sus tobillos con el recogedor y la escoba.
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-Y también –dijo la señora-, por favor,
¿podría llamarme Sophie, que no sería incorrecto, o lady Sophie, o su señoría, si lo prefiere? Pero no me llame señora.
Porque es…vulgar.
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Lo que no soporto es la falsa feminidad
–dije-, el que falsee la voz. Y cómo se ufana de su papá el tendero y lo que le
enseñó, aunque es evidente que si pudiese lo cambiaría todo para nacer de gente
rica. Y cómo ama a los ricos, cómo los adora. Su filisteísmo, su ignorancia y
esa forma que tiene de recrearse en ella. Su falta de compasión. ¿Por qué
necesita operarse de la vista? ¿Por qué no puede llorar?
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EL
BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)
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