Con los
pederastas católicos sucede lo mismo que con las cucarachas, que cuando ves una
correteando por el suelo de la cocina, puedes jurar que ya hay centenares
infestando el baño y la cocina. El escalofriante informe de 1.356 páginas
realizado por un gran jurado de Pensilvania confirma una vez más lo que era un
secreto a voces: que la iglesia católica está podrida de arriba abajo y que el
abuso a niños se trata de una práctica generalizada, institucionalizada y
organizada desde las más altas instancias; un crimen inmundo que compete a
sacristanes, curas, obispos, cardenales y que llega hasta la grotesca figura
del Papa Bergoglio, ese tentetieso con tiara que asegura que no habrá perdón
para los pederastas y que ha sido amigo, encubridor y protector de violadores
infantiles desde su época de arzobispo de Buenos Aires hasta sus tenebrosos
tejemanejes en la silla de Pedro.
DAVID TORRES
– (PÚBLICO 16-8-2018)
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En 2008 tuvo
lugar, sin duda alguna, el mayor robo de todos los tiempos: nunca tan pocos
robaron tanto a tantísimos. Nos prometieron que, en cuanto el PIB alcanzara los
niveles anteriores a la crisis, los síntomas de recuperación empezarían a
notarse, pero la economía sigue hecha una mierda y únicamente se han recuperado
los millonarios. Nos amaestraron para rescatar bancos, unos pocos, y dejar
hundirse a personas, millones de ellas. Nos dijeron que había que apretarse el
cinturón, pero evidentemente, se referían a apretárselo a los pobres.
DAVID TORRES
-- (PÚBLICO 4-9-2018)
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Diez años
después, las finanzas internacionales son tan poderosas como antes. Sólo ha
habido una reforma cosmética de la industria bancaria. El poder empresarial
está aún más concentrado. Los beneficios de la recuperación global más débil
que se recuerda tras la recesión han sido acaparados por una pequeña
minoría. Los salarios y el nivel de vida en la mayoría de los países
desarrollados han crecido sólo de forma modesta, y eso los que lo han
hecho.
LARRY ELLIOT
– (EL DIARIO.ES 30-8-2018)
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La
destrucción del Valle de los Caídos sería una muestra de civismo que borraría
las huellas arquitectónicas que en su día dejaron los criminales para
glorificarse a sí mismos, después de masacrar a un pueblo indefenso; de esta
forma, la herida en la piel de la memoria podría cicatrizar.
MONTERO GLEZ
– (EL DIARIO.ES 1-9-2018)
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EL BOBO DE
KORIA (RECOPILADOR)
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