Nietzscheniana



“Yo sirvo, tu sirves, nosotros servimos” sermonean esos gobernantes hipócritas.
¡Pobres de aquellos entre los cuales el primer señor no es más que el primer servidor!
Donde veo bondad veo debilidad. Son redondos, justos y bondadosos los unos para con los otros; como lo son los granos de arena para con los granos de arena. Lo que llaman resignación no es más que contentarse con una pequeña felicidad. Realmente, sólo buscan una cosa: que nadie les haga daño. Por eso son amables con todos y hacen bien a todo el mundo. Pero eso no es más que cobardía, aunque lo llamen virtud. Y cuando quieren hablar con dureza, yo sólo los encuentro roncos; pues, efectivamente, la menor ráfaga de aire les enronquece. Son astutos y sus virtudes tienen los dedos ágiles; pero como no tienen puños, no pueden esconder los dedos en ellos. Consideran que virtud es todo lo que amansa y domestica; así han conseguido convertir al lobo en perro, e incluso al hombre en el mejor animal doméstico del hombre. “Nosotros nos situamos en el centro, dicen, haciendo aspavientos, a igual distancia del gladiador moribundo que del cerdo satisfecho” Pero eso es mediocridad, aunque lo llamen moderación.


F.N.

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