“La ética no
mora en las zahúrdas”
Los
limacos pertenecen a la división mollusca;
a la clase gastropoda; a la subclase orthogastropoda; al superorden heterobranchia; al orden pulmonada; a la infraorden sylommathopora. Y, por último, a la
familia policy (política). Considero esta división un capricho
irresponsable de los taxonomistas al mezclar a los inofensivos animalillos con
los ominosos políticos. Un limaco viene a ser, para entendernos, un caracol
desahuciado. No lleva la casa a cuestas. Quizás la característica que lo
distingue de otros animalillos, sea las babas que va dejando por donde pasa.
En
estos días de elecciones -¡¿cuándo acabarán?!-, he recordado al animalillo
baboso, por la similitud que tiene con los políticos y con la anécdota que me ocurrió
en mi trabajo, en el que me encontré con un antiguo compañero, Pepe.
Me sorprendió verle trabajando al aire
libre, ya que él tenía un cómodo y confortable despacho en una consellería de Valencia. Al preguntarle
por el motivo de su cambio, me dijo que había pedido un año de excedencia
porque el ambiente en el que trabajaba se había vuelto irrespirable,
nauseabundo y peligroso…”por los
resbalones ocasionados por las babas y otras secreciones innombrables. Como
están cerca las elecciones -dijo-, todos
los medradores tratan de afianzarse en sus puestos, o escalar en la próxima ocasión . El tráfago en
los distintos departamentos es infatigable. Los pelotas y esbirros, y lameculos
y arrastrados y tiralevitas y rastreros y miserables y tránsfugas y reptantes
y viscosos se arrastran por los pasillos
dejando el ignominioso rastro que hace peligrar la integridad de fémures y
tibias y peronés de los que no jugamos al indigno juego, dijo Pepe.
Prosiguió: “Varios se han cambiado de
partido, al ver como evolucionan las encuestas de última hora. Algunos se han
comprado rodilleras para evitar el daño que puede producirles en las rótulas,
determinadas genuflexiones, al parecer, fundamentales para conseguir el puesto
deseado. En los cajones y armarios, he descubierto botellas de ´listerine´ y
muchos botes de vaselina, muchos…”
Recuerdo que, mientras me lo refería, sonreíamos amargamente. En ese
tiempo al que se refería Pepe, habían pasado tres legislaturas después de la
Dictadura y, la clase política ya se encontraba muy afianzada en el nuevo
Estado. En esa época, muchos denunciábamos lo que ahora se ha descubierto como
la Mierdocracia que sufrimos y que fabricaron los mismos que la denuncian
ahora. Ya protestábamos por que sabíamos que se estaban sentando las bases de
una nueva forma de dominio del Poder sobre la clase trabajadora. El artífice de
aquello sería el señorito andaluz: “Isidoro”, ya sin chaqueta de pana.
¿Qué se cocerá en los despachos actualmente?
Seguro que las conversaciones que por allí se escuchan harían sonrojar a un
asesino en serie. Lo que vemos es patente: a pocos dias de las urnas, politicos
que se cambian de partido sin pestañear. Lo peor es que el nuevo partido los
acoge con los brazos abiertos. Poco importa que dos días antes hayan echado pestes
del nuevo anfitrión.
Son gentes de la misma calaña. Si
embargo, parece que el pueblo necesita creer que alguno de ellos será distinto,
que esta vez si tendrán suerte en el sorteo de la lotería, cercano al de
Navidad. Tengo que reconocer que me gustaría que así fuera, que mi pesimismo, visto lo visto y sufrido lo
sufrido, por una vez, estuviese errado, pero me temo que…
EL BOBO DE
KORIA
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