CRÓNICA DE LA CIUDAD DE PIEDRA
(Fragmento)
ISMAIL KADARÉ
Afuera, la noche invernal había
envuelto la ciudad enagua, en niebla y en viento. Con la cabeza bajo el embozo,
yo escuchaba el ruido sordo y monótono de las gotas de lluvia sobre el gran
tejado de nuestra casa.
Imaginaba cómo las gotas innumerables
rodaban en aquel instante sobre las aguas inclinadas del tejado, apresurándose
a caer cuanto antes a tierra para evaporarse después y volver a encaramarse
allá arriba, en el cielo blanco. No sabían que en los aleros del tejado les
esperaba una trampa oculta, el canalón de hojalata. Justo cuando se disponían a
brincar del tejado al suelo, se encontraban de pronto en el interior del
estrecho canalón junto con miles y miles de sus compañeras que se preguntaban
amedrentadas: “¿A dónde vamos?, ¿a dónde nos llevan?”. Entonces, antes de que
hubieran podido recuperarse de su alocada carrera por el tubo, caían
bruscamente en una prisión honda y oscura bajo tierra, en el enorme aljibe de
nuestra casa. De ese modo llegaba a su fin la vida libre y gozosa de las gotas
de lluvia.
EL
BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)
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