Al presidente del tribunal
electoral:
Muy señor mío. Le
escribo esta carta, para hacerle llegar mi renuncia a la
participación en futuras elecciones como presidente, vocal,
secretario, suplente de cualquier tipo, o limpiador del colegio
después de cerrado.
Desde que cumplí 18
años, he sido convocado a mesas electorales en tres ocasiones, dos
de ellas de presidente, y otra de suplente del mismo. Nada de esto
hubiera acontecido, de no enterarme un día casualmente, que las
personas que no tienen título académico no son llamadas a encabezar
la dirección ni la formación de las mesas electorales.
¿Acaso hace falta tener
acabada una licenciatura para comprobar un nombre en una lista, con
el DNI delante? Yo creo que no, pero ustedes creen que si. Por ese
motivo, y con el deber de ciudadano por delante, me creo en la
tesitura de informar, de que aun habiendo acabado dicha carrera, y
haber entregado muchos años de mi vida a mi formación, no recuerdo
absolutamente nada, es más, pondría en duda, ahora mismo mi
capacidad para hacer una división de tres cifras.
Vaya en mi descargo decir,
que desde que acabe de estudiar, nunca pude ejercer la profesión
para la que me había preparado, y a los únicos puestos de trabajo a
los que pude acceder, fue a uno de reponedor de almacén, y al que
actualmente me dedico desde hace años, que es de peón de albañil.
Entenderá usted mi
vergüenza al confesar esta insana ignorancia, que por supuesto no
atribuyo al sistema educativo. Tal vez, sea un defecto mío, de
nacimiento, o tal vez una enfermedad de la memoria. El caso es que a
mi alrededor veo personas más preparadas que yo para la grandísima
responsabilidad de presidir una mesa electoral, a pesar de no tener
esos supuestos estudios, que dan fe, del conocimiento de las
personas, y que como le cuento, en mi caso, y en otros muchos no es
así.
Por eso, ante tanta
reiteración en llamarme para cubrir vacantes en las mesas
electorales, con el riesgo de cometer errores en cualquier momento, y
ante la ignorancia en la que suelen caer mis peticiones a los
responsables locales de la mesa.
Le ruego, que estudie mi
caso, y tenga a bien otorgarme un bula oficial, reconociendo mi
incapacidad para semejante puesto. Apelo al sentido común y a su
capacidad para entender mi desdicha, y le agradezco de antemano la
atención y el tiempo dedicado a estudiar mi caso.
Atentamente:
Pedro Capillas.
Peón sin cualificar en la
empresa: Entreacequias y Canalizaciones.
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