ELSÚBDITO
Editado en 1914
HEINRICH MANN
27 marzo de 1871. LÜBECK. Alemania
11 marzo de 1950. SANTA MÓNICA. Estados Unidos
En efecto, Diederich estaba constituido
de tal modo que le hacía feliz la
pertenencia a una totalidad impersonal, a ese despiadado, inhumano, maquinal
organismo que era el instituto; se enorgullecía del poder, del frío del poder
en el que participaba él mismo, aunque solo fuese sufriendo.
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¡Sí la cerveza lo elevaba a uno por
encima de sí mismo, a tal altura que encontraba a Dios!
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Brusca e inapelablemente, los reclutas
quedaron reducidos a la condición de piojos, de piezas de un engranaje, de
materia prima que una voluntad enorme amasaba a su antojo.
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En una conversación privada, en la
cantina, Diederich hizo saber a su superior que estaba entusiasmado con la vida
de soldado.
-¡Disolverse en una gran
totalidad!-decía.
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Correspondía a sus impulsos pasar la
vida no como persona, sino corporativamente, como miembro de un estamento, de
una clase profesional.
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¡Que uno que se vuelve descarado pueda
simplemente ser derribado de un disparo, sin juicio, en plena calle! Piénselo
usted, en medio de nuestro embotamiento civil, sucede algo tan… ¡heroico! ¡Ahí
se ve lo que significa el poder!
-Si cuenta con la gracia de Dios -añadió
el pastor.
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-¡Ten cuidado con lo que dices! Si por
fin has conseguido un hombre, me lo debes únicamente a mí y al sacrificio que
hago. Tu novio ha estado regateando con tu dote de una manera que ya no era
elegante. ¡Tú no eres más que el suplemento!
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¡El poder que sobrevuela por encima de
nosotros y cuyos cascos besamos! ¡Contra el que nada podemos, porque todos lo
amamos! ¡El que llevamos en la sangre, porque en ella llevamos la sumisión!
¡Somos un átomo de ese poder, una ínfima molécula que él ha escupido…!
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-¡Podría hacerlo arrestar en este mismo
momento, gusano, por intentar sobornar a la máxima autoridad local!
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-¡Siempre habrá señores y siervos! –afirmó
Gottlieb Hornung-. Pues en la naturaleza también son así las cosas. Y la única
verdad es que cada uno debe tener por encima de él a alguien de quien tenga
miedo, y por debajo de él a alguien que le tenga miedo. ¡Adónde iríamos a parar,
si no! ¡Adónde iríamos a parar si el primero de turno se creyese que es alguien
por sí solo y que todos somos iguales! ¡Ay del pueblo cuyas honorables
tradiciones se diluyen en el revoltijo democrático y en el que predominan las
corrosivas ideas del individualismo!
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Las intervenciones quirúrgicas debían
impedir la reproducción de los débiles mentales y de los criminales que
atentasen contra la moralidad.
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EL
BOBO DE KORIA (RECOPILADOR)
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