EL
EXTERMINIO
JIM
THOMPSON
27
septiembre de 1906. ANADARKO. Estados Unidos
7
abril de 1977. HOLLYWOOD. Estados Unidos
Tan solo padecía autocompasión y
egoísmo, mala intención y miedo: la necesidad de meterse con la gente desde el
santuario de su cama de inválida.
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Contarían las mismas historias. Bueno,
no exactamente las mismas, supongo, porque allí la gente no estaría al
corriente de lo de su padre, así que no podrían decir que Luane y su padre,
pues bueno… Que yo en realidad era el hijo de Luane, en lugar de su marido. O,
mejor dicho, que yo era su hijo y su marido a la vez. Pero en cualquier caso
sería horrible.
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Se revolvió un poco en el asiento,
supongo que para rascarse el trasero. Se arrellanó contra el respaldo, se hurgó
la nariz y pasó algo que se quedó contemplando un segundo. A continuación
chasqueó los labios y fijó la mirada en el escritorio otra vez.
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En realidad, era una buena chica. Ella
misma se encargó de decírmelo. Simplemente estaba haciendo esto -¡de forma
temporal, naturalmente!- porque su madre estaba enferma de gravedad- -¡la
consabida madre enferma, nada menos!- y tenía dos hermanos menores a los que
mantener, y su padre había muerto, y las últimas cosechas habían sido nefastas
en la granja dela que procedía. Y así, ad
infinitum, ad nauseam. Lo único que me ahorró fue el cuento de la vieja
familia sureña, patricia pero venida a menos . Si llega a contarme ese cuento,
creo que la mato de verdad.
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Ralph no tenía previsto beneficiársela
y olvidarse de ella. Y ella no estaba a su lado para sacarle dinero. Estaban
enamorados -¡sencillamente enamorados!, ¡nada más ni nada menos!- Ay, qué
dulzura la del amor, qué belleza y qué maravilla casi absolutas las del amor…
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Le dije que más le valía hacer lo que
le estaba diciendo. O la mataría.
¡Hablo en serio, por Dios! –Le di un
bofetón-. ¡Te arrancaré la cabeza!¡Más te vale ser considerada conmigo, maldita
zorra retrasada! ¡Más te vale ser cariñosa, putón de tres al cuarto! ¡Más te
vale ser cariñosa y tierna conmigo, más te vale quererme…! ¡MALDITA SEA, QUE
ME QUIERAS, HE DICHO! Si no, yo…yo…
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Como
he dicho, los médicos blancos no trataban a los negros, lo que significaba que
los negros no eran admitidos en los hospitales para blancos. Y los únicos
hospitales que existían eran los hospitales para blancos.
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A
él le importaban un rábano las ideas políticas, la religión o la raza de un
hombre. El problema era que en el país seguían viviendo un sinfín de gente de
mentalidad atrasada con unos prejuicios de los más estúpido –unos prejuicios
vergonzosos, a su juicio-, aunque, por supuesto, tuvieran tanto derecho a albergar sus
propias ideas como él las suyas.
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-Escúcheme -dije-. Escúcheme un momento señor Eaton. ¿Qué
cosa no tiene cojones, no tiene cerebro y se traslada en camión? Selo voy a
decir: un cerdo, señor Eaton. Un puerco vestido con ropa de granja.
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Yo sólo tenía seis años, y me sentí
despavorido, y creo que a la serpiente le pasó lo mismo, pues al momento
intentó salir reptando de allí. Pero Lily no se lo permitió. Agarró la
mortífera serpiente con las manos desnudas… ¡y la partió en dos! A continuación
tiró los dos pedazos al suelo y se puso a saltar encima, mientras seguía
llorando de aquella forma salvaje y demencial. Y no paró hasta que hubo
destrozado a la serpiente.
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Papá se pasaba la vida diciéndonos
cosas horrorosas, algunas de las cuales no voy a olvidar nunca. Una vez dijo
que tenía pensado alquilar a mamá para que la usaran como espantapájaros,
aunque ello supusiera una crueldad para con los cuervos. Otra vez comentó que
yo parecía un saco de salvado que perdiese por abajo y estuviese a punto de
volcarse.
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EL BOBO
DE KORIA (RECOPILADOR)
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