aprendizaje

¿Cómo escapar del odio? De la rabia que siento, de una agresividad casi congénita, aprendida desde el principio de la vida. ¿Cómo sanar de esa cangrena que me devora por dentro? He sido apaleado, abofeteado, humillado, insultado, perseguido, despreciado y sólo aprender a defenderme me hizo sobrevivir. Demostrarles que era más fuerte que ellos, devolverles el miedo que lanzaban sobre otros, multiplicado por mil, aptitud suicida que se fue enquistando desde el principio, que hacía que dejara de correr, que me enfrentara directamente a esos perseguidores crecidos por la manada.
 Pero a lo largo de los años algo fue cambiando algo diferente brotaba de dentro, aprendido, observado y deseado. No quería pelear más, no tan abiertamente, soñaba con seguir los preceptos de algún sabio que enseñara paciencia infinita y sobre todo la falta de afectación por los hechos humanos. Ese es un camino que se recorre muy lentamente, pues es fácil cada poco girar la cabeza rabioso enseñando los dientes. Es un trabajo arduo, hacer como que las cosas no te afectan, o si lo hacen, encauzarlas en otra dirección que no sea la rabia, el odio, y la ira.
Peleo a diario con ese impulso visceral casi animal que me domina, intento llenarme de paz, cada rato que puedo, porque es difícil, sobre todo si no quiero olvidar, ni quiero acabar convirtiéndome en alguien sin conciencia. Trato de ver la belleza, sin pensar en lo que pasará después, a pesar de que ese niño que sonríe acabará creciendo y convirtiéndose en uno más, a pesar de saber que ese hermoso paraje acabará bajo las orugas de la excavadora donde se levantarán bosques de cemento y hormigón y mentiras. A pesar de todo, a pesar del dolor, trato de quedarme con el instante fugaz, atraparlo para mí, y aplicármelo como bálsamo sanador en mi alma dolorida.

Yorick.

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