En la
guerra no hay vacación
no se
descansa en los asuntos de matar
nadie
espera un puente de fin de semana
ni
siquiera una noche tranquila
se
acostumbra a dormir vestidos
con
el fusíl abrazado
remedo
esteril de mujer
cuyo
vientre solo aloja balas y muerte
nadie
dice: ¿Dónde podremos comer hoy?
Se
come donde se puede si se puede
en la
trinchera enfangada
o al
lado de un cadáver
llega
la navidad y no se cuelgan guirnaldas
si
acaso se rasca otra muesca en la culata del arma
que
convierte al “don nadie” en importante
los
regalos llegan silbando o en carros blindados
el
capitan habla de futuro de descanso en la playa
docenas
de ojos patibularios lo miran mecanicamente
mientras
manos expertas engrasan y acarician cerrojos
como
los pechos púberes que no volveran a tocar
no
hay vacación en la guerra
las
postales llegan preñadas de lagrimas
tras
cada bomba se esconde un bosque de huérfanos
de
ancianos abandonados o de viudas condenadas
RAFA BECERRA
RAFA BECERRA
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