“Un rosario como soga
de patíbulo se agiganta para estrangular a una juventud sometida por
el peso polvoriento de una iglesia diseñada para dominar”
Por
mano de sus fanáticos acólitos que extendian sus dictados
ponzoñosos en sus entornos indefensos. Un ejemplo: La muerte
visitaba cualquier casa de los alrededores, e inmediatamente
comenzaba un duelo demencial que condenaba a sus habitantes a la
muerte en vida, a la tortura del silencio, del rezo, al destierro de
la alegría, a la oscuridad, y si embargo ¿No hablan sus escrituras
de un paraiso? Del reino de los cielos cuyas mieles se otorgan a los
cumplidores de la ley de dios ¿Porqué entonces ese duelo enfermizo
y castrador? ¿Cuántos inocentes e indefensos no enloquecerían en
esos periodos de duelo? ¿Cuántos, marcados por la amargura no se
arrancarían los cabellos del alma? Y por otra parte ¿Cuántos no se
verían iluminados febrilmente y acatarían la severidad y la
enfermedad cristiana para continuar predicando esa doctrina malsana y
putrefacta?
En
esas lindes, nuestra historia reciente permaneció embarrada durante
cuarenta años, alimentando a varias generaciones con ponzoña,
rencor, y represión, con miedo y castigo. Sembraron un germen
maligno que ha marcado la existencia de miles de personas, a quienes
robaron el derecho a pensar por sí mismos, a quienes abocaron al
ostracismo oscuro de una vida esclavizada al “Qué dirán”
Una
secta que castiga y juzga, premia a sus fieles, y acusa y persigue a
sus desafectos, que manipula y educa con mentiras y dogmas furibundos
y ridículos, y somete a sus seguidores a una alienación alucinada
de imágenes paganas, que ahoga la existencia de las poblaciones con
símbolos, con santos cuyos nombres aparecen por doquier, acaparan el
calendario, para que los niños carguen con el peso de un peón de
sus ordas. Linajes y abolengos rancios que se pierden en el tiempo y
como una sombra se abalanza sobre la sufrida humanidad que lo soporta
con resignación
¿Cómo
hemos permitido que los hacedores de tamaña falacia lleguen a
dominarnos en cuerpo y alma? Que conquisten nuestro pensamiento, para
poder redirigirlo a su antojo, que semanalmente miles de personas
acudan a sus confesionarios a entregarles lo más privado de sus
pensamientos y la desnudez de sus actos más íntimos, a miserables
peones de sotanas apestosas pervertidos por su poder, que gozan
teniendo rendida a sus pies a poblaciones enteras, a las que
manipulan colocándose los anteojos de dios. Manoseando con sus manos
pegajosas las almas de los rendidos. Como una fuerza de ocupación
instalaron sus cuarteles en todos los pueblos, mediante edificios
majestuosos marcaron la diferencia. Allá donde existiera un punto de
culto ancestral, un lugar mágico inventado por el folklores,
llegaron ellos con sus capillas, para extirpar el paganismo y
afianzar su culto enfermizo, dejando que el recuerdo de los
anteriores historias desaparecieran, y apropiándose, de haber
existido, de fuerzas telúricas del planeta, a las que rodearían de
embustes milagreros cuyo orígen fuera la benevolencia de dios.
Es
abrumador y agotador posar la vista sobre tan hercúleo monstruo,
hacerse una idea de su poder, del alcance de su influencia, del
enquistamiento de su doctrina, que afianza y ramifica sus raices en
todos nosotros. Es abrumador y agotador luchar contra ella, entender
y enfrentarse a la mentira bajo la que vives desde que naces,
despojarte de toda la nefasta educación recibida bajo su yugo y que
te rodea por todas partes. Ves morir a tus ancianos bajo la sombra de
crucifijos y estampas con un rosario enredado en sus manos y el miedo
y la congoja de enfrentarse al juicio de dios, y el inefable “peón
de negro” orquestando la salida de este mundo, como si él supiese
acaso lo que hay trás el último latido, y sobre el que han basado
todo su embuste: El miedo a morir y el miedo a lo desconocido.
El
reverendo Yorick.
No hay comentarios:
Publicar un comentario