Los italianos abren la veda. A partir de ahora los inmigrantes ilegales que lleguen a su país serán tratados como delincuentes. Solo por el hecho de no tener papeles.
El resto de países de la unión europea fluctúa entre el silencio y una postura escandalizada ante la medida. Hipócritamente, pues todos saben que si la ley funciona allí, pronto será exportada a otros países. También se pena a quién alquile un piso a alguien que carece de papeles. Recuerdo que en Algeciras, si ayudas a personas que llegan en pateras cruzando el estrecho sin avisar a las autoridades también te multan.
Ya esta aquí el buen tiempo, las pateras empezaran a llegar a diario un año más. Un año más cientos de seres humanos morirán en el intento de tener una vida mejor. Cientos de seres humanos que son la avanzadilla de millones de ellos, dejados a su suerte, en países empobrecidos por guerras, por gobiernos bananeros, por reyezuelos.
En el sur de Africa se da la gran paradoja. Los pobres de Sudáfrica intentan expulsar a palos a refugiados que vienen del norte. Les culpan de la falta de trabajo y del hambre. Alguien se frotará las manos con estos hechos. El discurso es el mismo que podemos oír en cualquier bar de la península. Solo un necio puede pronunciarlo, dando por sentado que el sistema es perfecto y eterno. Solo un ignorante, que obvia su misma historia puede pensar de esa forma. Vamos a asistir a muchas cosas diferentes. Veremos fronteras acosadas y veremos muerte. Porque giramos en el sentido contrario al planeta. Veremos muerte por creer que un trozo de planeta nos pertenece. Por ratificar ese derecho con leyes. Por defenderlo con ejércitos. Por poner la razón de nuestro lado, sin comprender que solo es un punto de vista. Que es absurdo que esto dure para siempre. Que el mundo es un hervidero. Que a lo largo de la historia nunca hubo cien años de paz, en ninguna parte. Que el ser humano es un animal, un animal que se mueve, cuando tiene necesidad de ello. Así colonizó el planeta hace miles de años en busca de condiciones idóneas para su supervivencia. Igual que ahora. La diferencia está en que entonces no había vallas ni fusiles cortándoles el paso. Además de mucha gente que cree que sus derechos son los que deben primar, que su forma de vida es la correcta, que sus leyes, que dirigen y acotan todos sus movimientos, es la forma de actuar y vivir, y que nadie que venga de fuera puede turbar esa pobre forma de vida. Justificando así, cualquier intervención de sus dirigentes.
Yorick.
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